Una obra de Giuseppe Sammartino, autor del Cristo velado, descubierta en el Palacio Real de Caserta


En el Palacio Real de Caserta se ha descubierto una importante obra de Giuseppe Sammartino, el autor del Cristo Velado, que se creía perdida: se trata de un retrato de bebé del Real Infante Carlo Tito, hijo del rey Fernando IV, heredero al trono y que murió con sólo cuatro años.

Un importante descubrimiento en el Palacio Real de Caserta, durante las obras de reorganización de algunas zonas de servicio, no abiertas al público y destinadas a almacén. Precisamente de estos almacenes y de su reorganización, encargada por el Departamento de Museos del Ministerio de Cultura con vistas a la reforma de los Apartamentos Reales, resurgió una escultura de piedra blanda, con vetas rosadas, que representa a un niño dormido, al parecer del siglo XVIII. Una obra de gran belleza y muy alta calidad, tanto que llevó a la directora de la Reggia, Tiziana Maffei, a pedir a los técnicos del instituto que estudiaran la obra para identificar a su posible autor. El nombre que han propuesto los estudiosos es el de Giuseppe Sammartino (Nápoles, 1720 - 1793), autor del Cristo Velado que se alza en el centro de la capilla Sansevero, en el corazón de la ciudad.

En efecto, las crónicas del siglo XVIII cuentan que, en 1775, con motivo del nacimiento de Carlos Tito de Borbón-Nápoles, hijo varón mayor del rey de Nápoles, Fernando IV de Borbón, y de su consorte María Carolina de Austria, la reina, por la gracia recibida, quiso un retrato de tamaño natural del infante real, heredero del trono de Nápoles, que debía asegurar la continuidad dinástica de los Borbones en el reino napolitano. La existencia de Carlos Tito fue desgraciadamente desafortunada: el pequeño murió prematuramente, antes de cumplir los cuatro años, tras contraer la viruela. El retrato encargado por María Carolina debía traducirse en plata para ser donado, como exvoto, al antiguo convento napolitano de San Francisco de Paula, santo del que la reina era muy devota. Dada la importancia del encargo, María Carolina quiso que el retrato fuera ejecutado por el principal escultor del reino, Giuseppe Sanmartino, que se había convertido en un artista de fama y éxito tras haber realizado el Cristo Velado para la capilla napolitana de Raimondo de Sangro, príncipe de Sansevero.



Las investigaciones llevadas a cabo en el marco de los estudios sobre Sammartino habían constatado la existencia de la obra, pero la consideraban perdida. Es probable que, junto a este modelo en piedra, existiera también otro en terracota, del que se habría tomado el vaciado en plata. Además de la comparación estilística con una serie de estatuas realizadas para diversas iglesias napolitanas, la confirmación de la atribución de la pequeña escultura a Sanmartino procede de la lectura de los antiguos inventarios posteriores a la unificación del Palacio Real de Caserta, que incluyen, junto a la descripción de la estatua como Niño dormido, el nombre de Sammartino. La escultura, que puede identificarse así como el retrato del Real Infante Carlo Tito di Borbone, se encuentra de hecho en las colecciones de la Reggia di Caserta desde al menos 1879, año del que data un inventario en el que se menciona la escultura junto al nombre de Giuseppe Sammartino. El escultor ya tenía contactos con la corte borbónica, era famoso por el Cristo Velado realizado para el príncipe de Sansevero, Raimondo di Sangro, y fue llamado precisamente para este fondo. Los resultados de las primeras investigaciones sobre la escultura, dirigidas por Valeria Di Fratta, se están publicando actualmente.

Tras el descubrimiento, se llevarán a cabo nuevos estudios en profundidad, así como trabajos de restauración, de los que el Palacio Real de Caserta espera obtener resultados que aporten información interesante tanto sobre la obra como sobre su autor. Los trabajos de restauración se llevarán a cabo en el marco del Área de Cuidado y Gestión de Colecciones, Educación e Investigación del Palacio Real de Caserta, coordinada por Giuseppe Graziano, y serán realizados en los Laboratorios de Restauración del Palacio Real de Caserta por Anna Manzone, apoyada por el asesoramiento específico de una restauradora con treinta años de experiencia en el sector, lo que será posible gracias a la contribución de la Asociación de Amigos del Palacio Real de Caserta. La intervención, señala el instituto, se llevará a cabo respetando los criterios de mínima invasividad, y eliminará la suciedad presente en la superficie del mármol, caracterizada por polvo mezclado con cera. Con la colaboración de la Universidad de Nápoles Federico II, y concretamente del Departamento de Ciencias Químicas y del Departamento de Ciencias de la Tierra, Medio Ambiente y Recursos, se llevarán a cabo investigaciones de diagnóstico que aclararán mejor la metodología que se utilizará durante la limpieza y serán útiles para identificar el tipo de mármol utilizado por el artista y la degradación física y biológica presente. La fase del proyecto ya ha comenzado, y los trabajos concluirán en diciembre.

El descubrimiento ha sido presentado esta mañana durante una rueda de prensa en la Sala degli Incontri d’Arte de los Apartamentos Reales, a la que han asistido Tiziana Maffei, Directora del Palacio Real de Caserta, Massimo Osanna, Director General de los Museos MiC, Giuseppe Oreste Graziano, Coordinador del Área de Cuidado y Gestión de la Colección, Educación e Investigación del Palacio Real de Caserta, Valeria Di Fratta, Responsable de Promoción y Comunicación del Palacio Real de Caserta, Anna Manzone, Restauradora Conservadora del Palacio Real de Caserta, Paolo Provitera, Presidente de los Amigos del Palacio Real, Italo Scaietta, Presidente de la Federación Italiana de Amigos de los Museos y Vicepresidente de la Federación Mundial de Amigos de los Museos. Durante un solo día, el 3 de octubre, que coincide con la XVIII Jornada Nacional de los Amigos de los Museos, el Retrato del Infante Real Carlos Tito de Borbón estará expuesto en la Capilla Palatina del Palacio Real de Caserta. Al final de la restauración, la obra se presentará al público en una exposición que tendrá lugar en el Palacio Real de Caserta durante el periodo navideño.

Las declaraciones

“El verdadero tema”, explica la directora Tiziana Maffei, “es la narración de estos bienes que custodiamos, bienes materiales que revelan sistemas de relaciones muy complejos. En esta operación está también el tema del cuidado y la conservación del propio bien: esta escultura (a partir de las investigaciones tenemos que entender de qué piedra está hecha) ha implicado al sector de cuidado y gestión de colecciones para iniciar una actividad que no es de restauración en profundidad, sino de limpieza y profundización. Y luego está la cuestión de cómo poner en valor el objeto, operación que se hace muy difícil en un palacio de tan grandes dimensiones: por eso hemos pensado en hacer un foco con una exposición durante el periodo navideño, teniendo en cuenta un aspecto que no debemos olvidar nunca. Las colecciones borbónicas se encuentran dispersas en diferentes institutos, por lo que el tema es también profundizar en el conjunto de esta colección y luego, gracias a formas de colaboración que ya estamos activando, iniciar operaciones de reinterpretación y probablemente (espero) también de traslado, aunque sea temporal, de las obras para reconstruir el sentido de este lugar. El Palacio Real de Caserta es una expresión grandiosa de un visionario como el rey Carlos que, con este lugar, debía dar un sentido al prestigio del reino borbónico”.

“Estoy convencido de que uno de nuestros esfuerzos debe ser la valorización de nuestros repositorios”, declaró el Director General de los Museos MiC, Massimo Osanna. “Reitero la importancia de trabajar juntos en la valorización de los yacimientos, lo que significa nuestro compromiso en todos los ámbitos: no sólo el censo de nuestros yacimientos (a menudo muchos de nuestros bienes ni siquiera están inventariados o catalogados), sino que, más allá de este proyecto básico, lo fundamental es el aspecto de la valorización, es decir, sacar a la luz lo que ahora está excluido del uso público, y lo que está ocurriendo en Caserta es una buena práctica”. Una escultura de este nivel de Sammartino, escondida en un almacén y olvidada durante décadas, tiene por fin una nueva vida y un hermoso proyecto expositivo".

“Un día, la directora Maffei me pidió que fuera al depósito a ver una escultura que parecía tener un valor artístico especial”, cuenta Valeria Di Fratta. “Fui con ella muy emocionada, la acompañé y la visión de esta escultura me deslumbró, porque enseguida me pareció que había mucha calidad que había que realzar. Fui entonces con la investigación y a primera vista me pareció inmediatamente que el autor de esta escultura debía ser rastreado entre los más grandes representantes de la escultura napolitana del siglo XVIII. El primer nombre que me vino a la mente fue el de Giuseppe Sammartino, precisamente porque esta escultura, realizada en una piedra blanda con vetas rosáceas con este efecto de suavidad y también con esta expresividad propia de la escultura de Giuseppe Sammartino, recordaba mucho a él. Sammartino ha sido muy estudiado por varios eruditos napolitanos: consultando el catálogo razonado del artista, se supo que en los documentos figuraba una escultura considerada perdida como modelo del príncipe heredero Carlos Tito de Borbón, primer hijo varón de Fernando IV y María Carolina. La noticia era curiosa y Elio Catello, que había reconstruido la monografía de Giuseppe Sammartino, extrajo esta información de las crónicas antiguas y, en particular, de la Gazzetta Universale de 1775, año en que nació el príncipe heredero. Una especie de despacho en el que se informaba a las naciones de este nacimiento”. En un principio, la escultura fue confundida con un niño Jesús, a pesar de que no tenía ningún atributo que sugiriera tal tema. No es ni más ni menos que el retrato a tamaño natural de un dulce infante dormido“. Las comparaciones estilísticas han reforzado después esta atribución: menciono, entre las que se podían recordar, los ángeles que sostienen el monumento funerario de Felipe de Borbón, tío de Carlos Tito, y una confirmación suplementaria procede de la lectura de los inventarios posteriores a la unificación del Palacio Real de Caserta”.

“La restauración”, explica Anna Manzone, “irá precedida de investigaciones diagnósticas, esenciales para una restauración cognitiva, para las que nos ayudará la Universidad Federico II de Nápoles. A partir de los análisis, tendremos una visión clara de la consistencia de la obra: vemos esta piedra de color claro con vetas rosáceas que podría ser un alabastro de naturaleza calcárea o calcárea, lo que determinará también la forma en que se llevará a cabo la limpieza, una fase muy delicada en la que no debemos cometer errores. Las investigaciones aclararán la naturaleza de la piedra, la naturaleza de la degradación presente (tanto física como biológica): hay manchas en correspondencia de las ceras aplicadas en el pasado, hay un depósito de suciedad (polvo mezclado con ceras), y hay pequeñas microfracturas que se analizarán específicamente; en correspondencia de la mano izquierda hay un antiguo encolado del que no hemos encontrado el origen, aplicado con colas antiguas que más tarde amarillearon y se volvieron perjudiciales para la obra. La restauración no será invasiva: se realizará la mínima intervención que la obra necesite para mantenerse en el tiempo y no degradarse. La restauración, como decía Cesare Brandi, es precisamente el primer momento de conocimiento colectivo de una obra”.

Una obra de Giuseppe Sammartino, autor del Cristo velado, descubierta en el Palacio Real de Caserta
Una obra de Giuseppe Sammartino, autor del Cristo velado, descubierta en el Palacio Real de Caserta


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