Tras ocho años, finaliza la restauración de la trágica Lamentación de Caprino Veronese


Después de ocho años, ha concluido la restauración de la trágica Lamentación sobre Cristo muerto de Caprino Veronese, atribuida al Maestro de Santa Anastasia. Tras abandonar el Opificio delle Pietre Dure de Florencia, la obra fue devuelta al municipio véneto en una ceremonia.

Tras ocho años de restauración en los laboratorios delOpificio delle Pietre Dure de Florencia, la preciosa Lamentación sobre Cristo muerto de Caprino Veronese ha vuelto a casa, donde se conserva en el Museo Cívico local del Palazzo Carlotti. El grupo escultórico del siglo XIV, atribuido al Maestro de Sant’Anastasia, fue devuelto a la ciudad en una ceremonia oficial celebrada durante una conferencia en la que participó Luca Fabbri, Historiador del Arte.Historiador del Arte de la Superintendencia de Verona, Rovigo y Vicenza, Maria Cristina Improta (ex Directora del Sector de Restauración de Materiales Pétreos del Opificio delle Pietre Dure), Riccardo Gennaioli (Director del Sector de Restauración de Materiales Pétreos del Opificio delle Pietre Dure), y Paola Lorenzi y Franca Sorella (Restauradoras Opificio delle Pietre Dure, Sector de Restauración de Materiales Pétreos).

El conjunto de estatuas, caracterizado por un intenso patetismo y expresionismo destinado a suscitar fuertes emociones en los fieles, se remonta a la primera mitad del siglo XIV y procede de la iglesia del Santo Sepulcro de Caprino Veronese. De allí, en 1980, fue trasladada por razones de seguridad al Museo Cívico de Villa Carlotti en Caprino. Atribuido al Maestro de Santa Anastasia, más tarde identificado como Rigino di Enrico, aunque no se le conocen vínculos documentados con ninguna de las obras que se le asignan, el grupo escultórico consiste en Cristo yacente en el sudario, rodeado de seis plañideras de tamaño natural, aunque todas las estatuas están resecadas a la altura del busto. En el centro de esta representación está el cuerpo muerto de Jesús, cuyo rostro se convierte en la narración del sufrimiento, al tiempo que expresa tanto la angustia como la trágica naturaleza humana de la propia muerte. En la cabecera le sostienen José de Arimatea y Nicodemo, a quienes se han retirado las extremidades inferiores y los antebrazos. Llorando a Jesús están las esculturas que representan la presencia de Juan, el apóstol predilecto, su madre y dos piadosas mujeres cuya identidad se conoce a través del Evangelio de Juan, que indica la presencia de Nuestra Señora, María de Cleofás y María Magdalena: “Stabant autem iuxta crucem Jesu, Mater eius et soror Matris eius Maria Cleophae, et Maria Magdalenae”.



La primera documentación escrita que atestigua la presencia del grupo escultórico en el Oratorio del Santo Sepulcro de Caprino Veronese está vinculada a una nota del historiador monseñor Giuseppe Crosatti, quien a principios del siglo XX, en una monografía sobre Bardolino, dejó constancia de la presencia de la Lamentación en esa iglesia, aunque colocada de forma diferente: detrás del altar mayor. El Compianto permaneció aquí hasta 1981, cuando fue trasladado a una sala del Palacio Carlotti por razones de seguridad. De hecho, no es seguro que la Lamentación estuviera en la iglesia del Santo Sepulcro desde el principio. Las figuras de las cabezas de Jesús, como se ha dicho, están ahora visiblemente desfiguradas, muy diferentes, por tanto, del aspecto que presumiblemente debieron tener originalmente.

La restauración del grupo había comenzado en 2013, cuando la Soprintendenza Archeologia, Belle Arti e Paesaggio de las Provincias de Verona, Rovigo y Vicenza, informó de la situación de conservación del grupo escultórico al entonces director del Opificio, Marco Ciatti, quien aceptó la voluntad del Instituto de hacerse cargo de los complejos trabajos de restauración. Los restauradores del sector de materiales pétreos del Opificio se han dedicado desde la llegada del grupo escultórico a Florencia en noviembre de 2013 a planificar una campaña de diagnóstico en profundidad para estudiar el material constitutivo, las técnicas artísticas y las intervenciones anteriores. Para ello se activaron varias colaboraciones con importantes centros de investigación. Los complejos trabajos de restauración que siguieron permitieron recuperar y estabilizar el estado de conservación de la obra maestra escultórica.

Durante los trabajos, se llevó a cabo un estudio tridimensional de las partes inferiores de la escultura para recuperar las bases de apoyo que se habían perdido, resecadas, con el paso del tiempo. Las nuevas bases, perfectamente yuxtapuestas al material pétreo, se realizaron mediante fresado de control numérico en material sintético y, finalmente, se estucaron en tono. Por último, el Servicio de Climatología y Conservación Preventiva del Opificio definió los parámetros ambientales de la nueva sede expositiva, decisivos para la conservación de la Lamentación sobre el Cristo Muerto.

En cuanto a la eliminación de las partes inferiores y los antebrazos, puede deberse a la colocación de las estatuas en el nicho de la parte posterior del altar mayor de la iglesia del San Sepolcro, donde figuraban desde principios del siglo XX. No es posible determinar, a partir de las fuentes conocidas, ni que el grupo escultórico procediera de otra iglesia ni que se encontrara en el mismo oratorio, pero en una ubicación diferente. Sin embargo, es presumible que, como consecuencia de las obras realizadas en la iglesia entre 1761 y 1768, José de Arimatea y Nicodemo sufrieran los deterioros conocidos. Una de las peculiaridades de esta inauguración y de la Lamentación en Caprino Veronese está vinculada a los Caminos de la Corona de los que la Lamentación sobre Cristo muerto en Caprino Veronese es una etapa.

Tras ocho años, finaliza la restauración de la trágica Lamentación de Caprino Veronese
Tras ocho años, finaliza la restauración de la trágica Lamentación de Caprino Veronese


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