Superculto. Erwin Panofsky sobre Tiziano


Hoy comienza la nueva columna SuperCult. Cada día presentaremos piezas de crítica, historia del arte o arte contemporáneo, textos, descripciones, poemas sobre arte de autores históricos y vivos. Empezamos con un clásico de Erwin Panofsky sobre Amor Sacro e Amor Profano de Tiziano.

La nueva columna SuperCult comienza hoy. Cada día, extractos de crítica, historia del arte o arte contemporáneo, textos, descripciones, poemas sobre arte de autores históricos y vivos.

Las dos mujeres del cuadro de Tiziano se asemejan mucho a un par de personificaciones descritas y explicadas por Cesare Ripa bajo el título de Felicidad Eterna y Felicidad Breve: la ’Felicidad Eterna’ es una joven y hermosa mujer rubia de resplandeciente belleza, cuya desnudez denota su desprecio por las cosas terrenales corruptibles; una llama en su mano derecha simboliza el Amor de Dios. La “Breve Felicidad” es una “dama” cuyo vestido amarillo y blanco significa “satisfacción”. Está adornada con piedras preciosas y sostiene un jarrón lleno de oro y gemas, símbolo de la felicidad vana y efímera.



Tiziano, Amor sagrado y amor profano (1515; óleo sobre lienzo, 118 x 278 cm; Roma, Galleria Borghese)
Tiziano, Amor sagrado y amor profano (1515; óleo sobre lienzo, 118 x 278 cm; Roma, Galleria Borghese)

De esta descripción se desprende que a finales del siglo XVI la yuxtaposición de una mujer desnuda portando una llama [...] con una mujer ricamente vestida se entendía como la antítesis entre los valores eternos y temporales. Sin embargo, los términos de Ripa no definirían adecuadamente el contenido del cuadro de Tiziano. La “felicidad eterna” y la “felicidad breve” constituyen un contraste moral, o incluso teológico, tan irreconciliable como el representado en dos tapices franceses del Musée des Arts Décoratifs, donde un caballero templado por el trabajo, la automortificación, la fe y la esperanza, y salvado por la gracia de Dios, contrasta con una dama que sigue comprometida con los intereses mundanos y se asocia con el ciego Cupido. Sin embargo, el cuadro de Tiziano no es un documento del moralismo neomedievalista, sino del humanismo neoplatónico. Sus figuras no expresan un contraste entre el bien y el mal, sino que simbolizan un principio único según dos modos de existencia y dos grados de perfección. El desnudo de sentimiento elevado no desprecia a la criatura terrenal cuyo asiento permite compartir, sino que con una mirada dulce y persuasiva parece impartirle los secretos de un reino superior; y nadie puede pasar por alto el parecido, más que entre hermanas, entre las dos figuras.

De hecho, el título de la composición de Tiziano debería ser: “Geminae Veneres”. Representa a las “Dos Venus gemelas” en el sentido de Ficino, y con todas las implicaciones de Ficino. La figura desnuda es la “Venus Celeste”, que simboliza el principio de la belleza eterna y universal, pero puramente inteligible. La segunda es la “Venus Vulgar”, y simboliza la “fuerza generadora” que crea las imágenes perecederas pero visibles y tangibles de la Belleza en la tierra: humanos y animales, flores y árboles, oro y gemas, y obras tejidas por el arte o el talento. Ambos son, pues, según la expresión ficiniana, “honorables y dignos de alabanza, cada uno a su manera”.

Que Cupido se sitúe entre dos Venus, aunque algo más cerca de la “terrestre” o “natural”, y que agite el agua de la fuente, puede expresar la creencia neoplatónica de que el Amor, principio de la “mezcla cósmica”, actúa como intermediario entre el cielo y la tierra; y el hecho mismo de que la fuente de Tiziano sea un antiguo sarcófago, originalmente destinado a albergar un cadáver pero ahora convertido en un estanque de vida, no puede sino subrayar la idea de lo que Ficino había llamado vis generandi.

Tiziano no necesitaba necesariamente explicar su “amor sagrado y amor profano” a través de un erudito poema latino. Incluso ignorando su título correcto, ’Geminae Veneres’, se puede entender el cuadro, y es el observador erudito, y no el ingenuo, quien encuentra difícil su interpretación.

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Erwin Panofsky, Studi di iconologia (trad. it. Renato Pedio), Einaudi, Turín, 1975 [primera publicación en lengua original: Oxford University Press, 1939], pp. 205-211

Para más información sobre la obra de Tiziano

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