Roma, resurge una obra del siglo XVII: atribuida a Rembrandt

La Fondazione Patrimonio Italia (FPI), organización sin ánimo de lucro dedicada a la valorización del patrimonio cultural, anuncia el descubrimiento de un cuadro del siglo XVII, una Adoración de los Magos atribuida a Rembrandt. El anuncio se hizo durante una conferencia titulada Rembrandt: identificar el prototipo, ver lo invisible, celebrada esta mañana en la Academia de Francia en Villa Médicis, Roma, en presencia de estudiosos y expertos internacionales y promovida por la Fondazione Patrimonio Italia. El encuentro representa la primera cita del proyecto Discovering Masterpiece, una iniciativa de la propia Fondazione Patrimonio Italia cuyo objetivo es promover momentos de entendimiento cultural y científico, en Italia y en el extranjero, para el estudio y la difusión de obras maestras del arte italiano e internacional pertenecientes a colecciones italianas.

La obra central del simposio, durante el cual se formuló la atribución a Rembrandt, es un óleo sobre papel aplicado a lienzo, realizado en 1632-1633, que muestra unaAdoración de los Magos, cuyo prototipo, hasta hoy, los estudiosos de Rembrandt han considerado perdido y sólo ha sobrevivido a través de copias, las más conocidas de las cuales se conservan en San Petersburgo y Gotemburgo. El origen del redescubrimiento es casual y se remonta a 2016, cuando un traumatismo accidental en el cuadro obligó a repintarlo; sólo entonces, gracias a la experiencia y sensibilidad de la restauradora Antonella Di Francesco, empeñada en recuperar y limpiar la obra ennegrecida por el antiguo barniz, la obra maestra salió a la luz, dando el pistoletazo de salida a los estudios.

La Adoración de los Magos atribuida a Rembrandt

Según los expertos, la rara pero típica técnica utilizada por el maestro holandés en la década de 1730, con la que fue creada la obra, y su tamaño (54x44,5 cm, el mismo que una serie de grabados de Rembrandt sobre la Vida y Pasión de Cristo), son algunos de los elementos que apoyan firmemente su atribución. Las huellas del dibujo, casi invisibles en el cuadro a simple vista pero sacadas a la luz por la tecnología IR, nos permiten, según los estudiosos, participar en el momento de la concepción de la obra, a medida que iba tomando forma en nuestras manos.

La conferencia de esta mañana, inaugurada con los saludos de Sam Stourdzéir, Director de la Academia de Francia en Roma - Villa Médicis, y Guido Talarico, Presidente de la Fondazione Patrimonio Italia, contó con un panel de expertos: Marco Mascolo, historiador del arte, autor del libro Rembrandt un Artista nell’Europa del Seicento (Rembrandt un artista en la Europa del siglo XVII); Peter Matthaes, director del Museo de Arte y Ciencia de Milán; Francesca Bottacin, historiadora del arte, profesora de historia del arte flamenco y neerlandés en la Universidad de Urbino “Carlo Bo”; Stefano Ridolfi, físico del patrimonio cultural y profesor en La Sapienza, Universidad de Roma; Alessandro Caucci Molara, presidente de la Fundación Abraham Teerlink, Roma, y presidente del consejo asesor de la Fondazione Patrimonio Italia.

Iniciar el proyecto “Descubrir la obra maestra” con el descubrimiento de una obra maestra absoluta de uno de los artistas más queridos de todos los tiempos", declaró Guido Talarico, Presidente de la FPI, “es motivo de gran orgullo para nuestra Fundación, que se creó con el objetivo de valorizar las colecciones privadas italianas proponiendo un nuevo enfoque del coleccionismo. Se trata de compartir con el gran público obras a veces inéditas, como en este caso, dejándolas en Italia con el objetivo de concienciar a nuestro país del inmenso potencial de uno de sus principales activos, como es su patrimonio artístico y cultural, como motor de crecimiento económico”.

“En el curso de mi trabajo”, dice la restauradora Antonella di Francesco, “puede suceder una de las cosas más bellas de la vida: la súbita conciencia de estar ante una obra de un grandísimo autor que se te revela, que sale de su zona opaca y te elige para redimirte de la oscuridad. Es el momento en el que hay que superar el vértigo capaz de sumirnos en ese maravilloso sentimiento de pertenencia a la historia. Es una emoción que no tiene igual, que vibra hasta arrastrarte a un impulso irrefrenable de curiosidad morbosa. No me resisto y me dejo llevar por el hechizo”.

Roma, resurge una obra del siglo XVII: atribuida a Rembrandt

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