En Madrid, el Museo del Prado ha recibido en depósito dos pinturas del siglo XV dedicadas a la historia de Cimone e Ifigenia, una de las novelas incluidas en el Decamerón de Giovanni Boccaccio. Ambas pinturas fueron realizadas en Florencia a finales del siglo XV por Johannes Hispanus.
Son dos lienzos excepcionales porque, en ambos, se combina la autoría de un pintor español activo en la Italia del siglo XV con un tema profano, que reflexiona sobre el valor de la cultura en la seducción, vinculado al Decamerón de Boccaccio y a las doctrinas neoplatónicas que circulaban en los círculos humanistas de la Florencia de finales del siglo XV. Estas obras pueden contemplarse en la sala 56 B del Palacio Villanueva junto con la Storia di Nastagio degli Onesti, otra narración del Decamerón, pintada en este caso por Sandro Botticelli.
Johannes Hispanus es un interesante pero poco conocido pintor de origen español activo en el norte y centro de Italia a finales del siglo XV y principios del XVI, cuya obra más famosa es una Deposición en el Sepulcro conservada en Milán en la Colección Saibene. Los dos lienzos depositados en el Prado corresponden a la primera etapa florentina de su periplo italiano, estrechamente vinculada al taller de Perugino. En estas obras destaca la calma silenciosa del paisaje y la atmósfera encantada que rodea a los personajes.
El tema profano es otro elemento digno de mención, dada la rareza de este tipo de iconografía en la colección de pinturas del siglo XV del Prado. La historia, inspirada en una de las novelas del Decamerón de Boccaccio, cuenta que, mientras dormía en un bosquecillo, Ifigenia fue sorprendida por Cimone, un joven chipriota noble pero tosco e ignorante. Fascinado por la belleza de la dama, el rudo Cimone decidió aculturarse, convirtiéndose en un experimentado y refinado cortesano para cortejarla.
Johannes Hispanus evoca dos momentos de la historia. En el primero de ellos, se ve a una joven sentada en el suelo, vestida y dormida, cerca de una fuente. Es la dama de Ifigenia, a la que Cimone ignora dándole la espalda. Su atención se vuelve hacia Ifigenia, que en el segundo lienzo aparece tumbada semidesnuda junto a un bosquecillo ante la mirada extasiada de Cimone.
Esta traducción pictórica de la historia de Boccaccio fue concebida en los círculos del neoplatonismo florentino, que postulaba el poder redentor y civilizador de la belleza, en particular la femenina, símbolo de perfección y verdad.
Madrid, el Prado recibe dos importantes cuadros de Johannes Ispanus |
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