La Madonna del Baldacchino de Rafael vuelve a Pescia, a la iglesia donde estuvo 150 años

La Madonna del Baldacchino, gran obra de Rafael Sanzio ( Urbino, 1483 - Roma, 1520), que puede contarse entre las obras fundamentales del Renacimiento maduro, abandona temporalmente la Galería Palatina del Palacio Pitti de Florencia y regresa, del 7 de mayo al 30 de julio, a la Catedral de Pescia, la iglesia que la había acogido durante más de siglo y medio entre los siglos XVI y XVII. La obra, para la ocasión, se compara con la copia encargada al pintor florentino Pier Dandini, a finales del siglo XVII, precisamente para sustituirla cuando regresara a Florencia.

Después de más de trescientos veinte años, por tanto, la Madonna del Baldacchino reaparece por primera vez en Pescia. El acontecimiento, de importancia histórica, es el resultado de un proyecto especial realizado en el marco del programa Uffizi Diffusi; la Fondazione Caript apoya la ambiciosa operación. Como preparación para su “traslado”, la Madonna del Baldacchino fue sometida a una ligera operación de consolidación en la parte más alta del soporte de madera y a precisas investigaciones diagnósticas por parte delOpificio delle Pietre Dure de Florencia que determinaron su estado de salud. La respuesta de los especialistas estableció que la obra se encuentra bien y que puede ser trasladada a Pescia y expuesta en el Duomo sin problemas.

Realizado por Rafael entre 1506 y 1508 por encargo de la familia Dei, el gran retablo fue concebido para la iglesia del Santo Spirito de Florencia, adonde nunca llegó. Llamado a Roma en otoño de 1508 por el papa Julio II, que le confió la decoración de sus apartamentos en el Vaticano (hoy universalmente conocidos como las Estancias de Rafael), el de Urbino dejó inacabado el retablo para la familia Dei, que por tanto nunca llegó a la iglesia y fue sustituido en 1522 por la Sacra Conversación de Rosso Fiorentino, también hoy expuesta en la Galería Palatina del palacio Pitti.

No muchos años después, la obra de Rafael llegó a manos de su amigo y albacea Baldassarre Turini (1481-1543), alto prelado de la Santa Sede a principios del siglo XVI y miembro destacado de la comunidad de Pescia. Tras llegar a la ciudad de Valdinievole, el cuadro fue colocado en el Duomo, en el altar del mausoleo-capilla de los Turini que el propio Baldassarre había hecho erigir entre las décadas de 1430 y 1440 también para albergar dignamente el retablo de Urbino. La Madonna del Baldacchino permaneció allí durante siglo y medio, hasta 1697: en ese año fue adquirida por el Gran Príncipe Ferdinando de’ Medici, quien la trajo de vuelta a Florencia, al palacio Pitti, su actual sede, donde se expone entre las obras maestras de la Galería Palatina. Una vez en el palacio Pitti, el retablo se colgó en el apartamento de Ferdinando, en el ala sur del primer piso. Para adaptarlo al contexto de la colección principesca y al marco de madera tallada y dorada que aún conserva, el cuadro fue ampliado en la parte superior por el pintor de la corte Niccolò Cassana; esto explica el coronamiento cónico del baldaquino y el dosel lacunar que recuerda al del Panteón de Roma. La invención de Rafael es una de las más memorables por la armonía de las figuras, la delicadeza de las expresiones y la habilidad para construir el espacio, aéreo y monumental pero al mismo tiempo muy medido, elementos que demuestran la autonomía con la que Rafael dominaba los modelos que aprendió en Florencia de Fra’ Bartolomeo, Leonardo y Miguel Ángel. La copia pintada por Pier Dandini fue colocada en la catedral de Pescia: también este cuadro ha sido sometido a inspección y restauración en los últimos meses, en preparación de la exposición que ahora lo compara con el original de Rafael.

La restauración realizada en los laboratorios del Opificio delle Pietre Dure entre 1987 y 1991, y las recientes investigaciones llevadas a cabo por el mismo instituto con motivo de la iniciativa Uffizi Diffusi, han establecido que la pintura presenta diversos grados de avance en su ejecución, pero que en ningún momento está completamente terminada, confirmando así el antiguo testimonio vasariano(de hecho, conocemos gran parte de su historia gracias al testimonio de Giorgio Vasari). Este retablo es el único, hasta ahora conocido, entre los de grandes dimensiones y uso público pertenecientes al periodo florentino de Rafael.

Se podrá acceder a la exposición a partir del 7 de mayo, todos los días de 10.00 a 20.00 h. Por razones de seguridad, se permitirá la entrada a la Capilla Turini a un máximo de 20 personas cada 20 minutos. Por lo tanto, se recomienda hacer una reserva en www.madonnadelbaldacchino.it a partir del 7 de mayo. El precio de la entrada completa es de 12 euros; gratuita para niños de hasta 13 años; precio reducido de 9 euros para grupos de al menos 15 personas, jóvenes de 14 a 25 años, residentes en los municipios de la Diócesis de Pescia y titulares de una entrada a los museos pertenecientes al Sistema de Museos de Pistoia. A partir del 11 de mayo, con la entrada se podrá visitar también el Museo Cívico del Palacio Galeotti, la colección de yesos Libero Andreotti y la Iglesia de Sant’Antonio Abate, abierta de lunes a domingo, de 10.00 a 13.00 y de 15.00 a 19.00 horas. Para más información, envíe un correo electrónico a info@madonnadelbaldacchino.it.

Declaraciones

“La posibilidad de contemplar la obra maestra de Rafael en su emplazamiento original, junto a la refinada copia dieciochesca de Dandini, será para muchos una oportunidad de recorrer uno de los periodos más sugestivos y fértiles de la historia del arte. sugerente y fértil y poder situarla en una aventura arquitectónica religiosa de extraordinario interés como es la Catedral de Pescia, en su evolución, desde la parroquia románica a las adaptaciones de las distintas épocas, hasta nuestros días”, afirma monseñor Roberto Filippini, obispo de Pescia. “Para la Iglesia de Pescia, además, la contemplación del Retablo de Urbino le permitirá volver una vez más a sus orígenes, y casi prolongar ese Jubileo de su 500 aniversario, bruscamente interrumpido por la pandemia. Por último, la exposición de la Madonna del Baldacchino ofrecerá un motivo más para reconsiderar la importancia del camino de la belleza en la experiencia de lo trascendente”.

“El criterio principal del proyecto Uffizi Diffusi”, afirma Eike Schmidt, Director de los Uffizi, “es la reconstrucción del tejido histórico y de los acontecimientos artísticos de los distintos centros donde se exponen las obras. Ciertamente, llevar a Pescia la Madonna del Baldacchino de Rafael es una operación de peso excepcional, que no sólo quiere recordar el mobiliario original de la catedral, sino también resaltar la figura de un importante pesciano como Baldassarre Turini”.

“Hemos querido este proyecto”, explica Lorenzo Zogheri, presidente de la Fondazione Caript, “no sólo por su importancia cultural, sino también porque es una excelente oportunidad para valorizar Pescia y la Valdinievole, dando a quienes la visiten la posibilidad de conocer y apreciar su gran patrimonio artístico, histórico y natural. Se trata, por tanto, de una iniciativa que se inscribe en una trayectoria de otras intervenciones en las que combinamos el tema de la cultura con el del desarrollo territorial”.

La Madonna del Baldacchino de Rafael vuelve a Pescia, a la iglesia donde estuvo 150 años

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