Tras una minuciosa restauración que ha durado cuatro años, el retablo que representa a la Virgen de las Nieves, pintado por Jacopo di Cione (Florencia, 1325 - 1399), ha sido trasladado a la iglesia de Santi Apostoli e Biagio de Florencia. Esta restauración ha sido posible gracias al apoyo de la fundación Amigos de Florencia.
La obra fue encargada por Stoldo Altoviti en el último cuarto del siglo XIV, en honor a los deseos de su padre Bindo, que hizo construir una capilla en la iglesia. El retablo, pintado por Jacopo di Cione, importante pintor florentino de la segunda mitad del siglo XIV, ha sufrido varias restauraciones a lo largo de los siglos. Uno de los mayores daños fue causado por un ataque masivo de insectos de la madera, que dañaron gravemente los marcos y la predela, lo que provocó la separación del retablo en tres compartimentos.
En el siglo XVIII, los tres paneles resultaron aún más dañados por una escandalosa resección de la parte superior de los tres paneles y la redecoración de la parte inferior del panel central, ocultando las huellas originales de la pintura. Durante la inundación de 1966, la obra apareció mal montada, con la Virgen con el Niño en el centro y dos santas, Santa Teresa y Santa María Magdalena dei Pazzi (como las identificó Guido Carocci) a los lados, enmarcadas individualmente. Una restauración en los laboratorios de la Fortezza da Basso, terminada en 1968, eliminó la pintura falsa, recuperando gran parte de la pintura original, aunque muy defectuosa. Posteriormente, en 2008, un estudio evaluó las dimensiones originales de la pintura y propuso una reconstrucción del conjunto para recomponer el retablo según las proporciones correctas, deducidas del estudio de los elementos.
El proyecto de restauración, que comenzó en 2020, contó con la colaboración de Jennifer Celani y Daniela Parenti, responsables de la Soprintendenza Archeologia Belle Arti e Paesaggio de la Ciudad Metropolitana de Florencia, y la ejecución de la restauradora Lisa Venerosi Pesciolini. La intervención requirió una limpieza a fondo y el decapado de la pintura, revelando importantes fragmentos del color original. La restauración también permitió reunir pictóricamente los campos interrumpidos por las lagunas, devolviendo legibilidad a las escenas narrativas.
Se dedicó especial atención a la Virgen con el Niño, con la extraordinaria recuperación de la cinta dorada punzonada según el grabado original y la reordenación de la nervadura, que, mediante la recuperación del punzonado y el tamaño de la cinta dorada articulada en un diseño polilobulado originalmente sobre el fondo dorado, permitió restablecer la majestuosidad original de la figura. Las zonas pictóricas que no pudieron recuperarse se trataron con un fondo uniforme del tono cromático dominante, realzando las islas de pintura original aún conservadas.
El análisis y la creación de gráficos y maquetas de madera permitieron evaluar soluciones para la recomposición del retablo. El proyecto consistió en la reconstrucción de la parte inferior del panel central y de la predela, lo que permitió realinear los tres paneles originales. Esta intervención respetó el historial de conservación de la obra y los límites de interpretación impuestos por los daños sufridos a lo largo del tiempo.
Tras 58 años de ausencia, la Madonna della Neve regresa así por fin a la iglesia de los Santos Apóstoles y Blas, para la que fue concebida originalmente. Esta restauración no sólo devuelve a la comunidad una preciosa obra maestra de la pintura florentina del siglo XIV, sino que también subraya la importancia de preservar y valorizar el patrimonio artístico, lo que ha sido posible gracias a la dedicación y cooperación de expertos y simpatizantes.
“Por fin podemos volver a admirar el retablo que representa la Virgen de las Nieves de Jacopo di Cione en la Iglesia de los Santos Apóstoles y Blas: nos alegramos de haber apoyado esta importante intervención que ha permitido no sólo conservar la obra, sino también reensamblarla con el rigor científico necesario para su legibilidad global”, afirma Simonetta Brandolini d’Adda, Presidenta de Amigos de Florencia. “En nombre de los Amigos de Florencia, quiero dar las gracias al padre Nicola Tovagliari, párroco de la iglesia de los Santos Apóstoles y Blas, que nos dio la oportunidad de realizar los trabajos, a Jennifer Celani y Daniela Parenti, funcionarias de la Superintendencia de la ABAP que dirigieron y siguieron los trabajos con gran atención, y a Lisa Venerosi Pesciolini, la restauradora que realizó los trabajos junto con Roberto Buda y el equipo. Nuestro más sincero agradecimiento también a Angela Lo Re, Francis O’Neill, Denise Monteleone, Jim Martin, la familia Fullerton y David Swensen, nuestros donantes que hicieron posible todo el proyecto”.
Florencia, tras 58 años la obra maestra de Jacopo di Cione vuelve a su iglesia |
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