Florencia, la Galería de la Academia adquiere una importante cruz medieval pintada

Una nueva obra se une a las colecciones de la Galleria dell’Accademia de Florencia. En efecto, el museo florentino ha adquirido, durante la edición 2022 de la Bienal Internacional del Anticuario de Florencia que se celebra en el Palacio Corsini, un crucifijo pintado que data del primer cuarto del siglo XIV, conocido como Crucifijo Corsi, que los visitantes podrán admirar a partir de mañana en las salas de la planta baja, junto a pinturas de los más grandes artistas florentinos activos entre los siglos XIII y XIV.

El Crucifijo, por ahora anónimo, es la obra que da nombre al autor: la atribución se debe a Richard Offner, en 1931, que lo definió como “un pintor de talento dramático”, formado en estrecho contacto con el Maestro de Santa Cecilia. El Crucifijo procede de la rica colección que el ingeniero Arnaldo Corsi legó a la ciudad de Florencia en 1938. Salió al mercado de antigüedades en 1952 y desde entonces ha pasado por las manos de varios patrimonios, estuvo adscrito a diversas colecciones privadas entre la capital toscana, Milán y Venecia, antes de llegar hoy a la Galleria dell’Accademia de Florencia, a través del anticuario Fabrizio Moretti.

Gracias a la atribución del Crucifijo Corsi, otra cruz pintada conservada en los Uffizi y muy similar a ésta en muchos aspectos fue identificada como del mismo autor: se trata de una obra mayor que, hasta 1782, estuvo en la iglesia de San Pier Scheraggio de Florencia, incorporada al complejo de los Uffizi en el siglo XVI. Llegó a los Uffizi en 1782 y en 1919 se trasladó a la Galleria dell’Accademia, donde se ubicó en el itinerario expositivo de la Galería, en las salas de la planta baja, dedicadas a los siglos XIII y XIV, y posteriormente se publicó en los catálogos científicos de las colecciones del museo. En 2019 regresó a los Uffizi tras una restauración.

El Crucifijo Corsi, un temple sobre tabla, llegó a la Galería de la Accademia en buen estado de conservación, aunque le faltan algunas partes como los terminales laterales y el brazo superior con su cymatium, donde se presume que estaba representado un Pelícano místico, en el acto de alimentar con su sangre a las crías, alegoría de Cristo, muerto por la redención de la humanidad. El terminal izquierdo, con la efigie de la Virgen doliente, fue identificado en los años ochenta por Milan Boskovits en una colección privada: aunque en mal estado, este elemento ha permitido reconstruir parcialmente la obra.

El museo sometió el cuadro a un tratamiento de anoxia, operación necesaria para protegerlo y prevenir los ataques de carcoma. El buen estado de las capas pictóricas permitió documentar los detalles técnicos peculiares, como la rara calidad del cinabrio esmaltado en laca roja en relieve, los refinados bordes dorados del taparrabos y la decoración del panel de láminas de plata. La pintura se aplica en velos sobre un diseño sombreado: el temple al huevo es tan fino y delicado que las láminas de plata que hay debajo emergen a lo largo del cuerpo de Cristo. El tabernáculo está decorado con un motivo de elementos entrelazados, bastante común en el ámbito florentino a principios del siglo XIV, que parece ser de origen exquisitamente giottesco. El Crucifijo Corsi es un documento más de la extraordinaria articulación y vitalidad creativa del paisaje florentino de principios del siglo XIV.

“Enriquecer el museo con nuevas adquisiciones es una tarea que me he propuesto desde el inicio de mi dirección, y desde 2016 hasta hoy podemos contar nada menos que 17”, afirma Cecilie Hollberg, directora de la Galería de la Accademia. “Tras el busto de mármol de Napoleón de Lorenzo Bartolini, estamos encantados de acoger en nuestras colecciones el Crucifijo Corsi, obra realizada en el primer cuarto del siglo XIV por un pintor florentino que toma su nombre precisamente de este panel: Maestro del Crucifijo Corsi.”

Florencia, la Galería de la Academia adquiere una importante cruz medieval pintada

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