La Capilla Brancacci, donde se encuentran los frescos que componen la obra maestra del primer Renacimiento florentino, será restaurada: son los de Masaccio y Masolino da Panicale, a los que más tarde se unió Filippino Lippi. La capilla, situada en el interior de la iglesia de Santa Maria del Carmine de Florencia, ya había sido objeto de una inspección el pasado mes de noviembre, llevada a cabo por los servicios técnicos y de bellas artes del Ayuntamiento, de acuerdo con la Soprintendenza Archeologia, Belle Arti e Paesaggio y el CNR-ISPC de Florencia. De dicha inspección se desprende que la capilla está afectada por algunos fenómenos de deterioro del ciclo pictórico, que es necesario estabilizar mediante obras de restauración. Por este motivo, esta mañana se ha firmado un protocolo de acuerdo entre el Ayuntamiento, la Superintendencia y el Opificio delle pietre dure en el que se definen las próximas etapas. La última restauración data de los años ochenta.
El protocolo, que durará tres años, prevé el análisis y seguimiento por parte de la Superintendencia, con la participación del CNR, y la posterior restauración por parte del Opificio delle Pietre Dure bajo la supervisión de un comité científico y gracias a un grupo técnico que se creará ad hoc. La Fundación Amigos de Florencia ha anunciado su intención de participar, junto con la Fundación Jay Pritzker, en la financiación y realización de los trabajos de análisis y seguimiento, y también ha manifestado su interés en financiar la restauración.
“Hemos aprovechado el periodo de cierre forzoso de los museos debido a la normativa sanitaria para evaluar detenidamente el estado de mantenimiento de nuestro patrimonio artístico”, ha declarado el Consejero de Cultura , Tommaso Sacchi. “Esas comprobaciones mostraron la necesidad de intervenir para restaurar el precioso ciclo pictórico y, junto con la Superintendencia y el Opificio, cuidaremos de este importante museo cívico de la mejor manera posible”.
La Capilla es propiedad del Fondo Edifici di Culto del Ministero dell’Interno (Fondo de Edificios de Culto del Ministerio del Interior) y actualmente está en concesión al Ayuntamiento de Florencia sobre la base de la escritura “Guerri”. La Capilla fue fundada por la familia Brancacci a finales del siglo XIV; el rico comerciante Felice Brancacci recibió el encargo en 1423 de pintar los frescos con las historias de San Pedro. Masolino y Masaccio trabajaron juntos en ello, pero debido a la marcha del primero a Hungría y del segundo a Roma, los frescos quedaron inacabados en 1427. Tras el exilio, en 1436, de Felice Brancacci, que había caído en desgracia por sus simpatías antimediceas, los frailes del convento hicieron borrar los retratos de todas las personas vinculadas a su familia y, en 1460, dieron a la capilla el nombre de la Madonna del Popolo, insertando el venerado panel del siglo XIII. No fue hasta 1481-1483 cuando Filippino Lippi completó las escenas que faltaban. Tras escapar al incendio que devastó el interior de la iglesia en 1771, la capilla fue adquirida en 1780 por los Riccardi, que renovaron el altar y el suelo. Los frescos, descuidados durante todo el siglo XIX, fueron desempolvados en 1904; las obras de restauración realizadas en los años ochenta permitieron por fin recuperar las preciosas superficies decoradas.
En la foto: la Capilla Brancacci. Ph. Miguel Hermoso Cuesta
Florencia, la capilla Brancacci será restaurada: los frescos se deterioran |
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