Importante adquisición delInstituto de Arte de Chicago, que se ha hecho con elAutorretrato de Antonio D’Este (Burano, 1755 - Roma, 1837), alumno predilecto y principal colaborador de Antonio Canova. El encargado de hacer el anuncio en su perfil de Instagram es Emerson Bowyer, conservador jefe de Pintura y Escultura Europea del museo estadounidense, que califica la obra como “un ejemplo magistral del retrato neoclásico en la Roma de principios del siglo XIX”. La compra ha sido posible gracias a los recursos aportados por dos mecenas del museo, Jonathan y Ute Kagan.
ElAutorretrato de Antonio D’Este estuvo en una colección privada hasta 2019, tras lo cual fue vendido por sus propietarios a la galería Lowell Libson & Jonny Yarker de Londres, antes de ser adquirido por el museo de Chicago. El busto de mármol está firmado por Antonio D’Este y fechado en 1810, año en que el artista fue elegido miembro de la Accademia di San Luca de Roma.
D’Este dedicó la segunda mitad de su carrera a dirigir el taller de Canova. Al igual que Canova, la carrera de D’Este combinó el interés por la Antigüedad con un enfoque innovador del neoclasicismo: el artista produjo una serie de esculturas inspiradas en la Antigüedad que desarrollaban conscientemente la estética de Canova. El trabajo de D’Este con las antigüedades le llevó a producir varios grupos espectaculares que daban rasgos neoclásicos a los restos de mármol clásico, situándose así como heredero de la obra del escultor del siglo XVIII Bartolomeo Cavaceppi. Pero mientras Cavaceppi trabajaba exclusivamente como restaurador comercial, D’Este llegó a ser conservador de los Museos Vaticanos y en 1815 director del instituto, además de un escultor muy respetado. Este busto bien conservado demuestra las cualidades de D’Este como retratista, así como su sensible adaptación de las formas antiguas al retrato moderno.
D’Este nació en Venecia, donde se formó en el taller de Giuseppe Bernardi, conocido como Torretti. Fue en el taller de Bernardi donde conoció al joven Antonio Canova, iniciando una amistad y colaboración profesional que duró el resto de sus vidas. En octubre de 1773, D’Este acompañó a Canova a Possagno, donde presenció la creación del primer gran grupo escultórico de Canova, su estatua de Eurídice, actualmente en el Museo Correr de Venecia. D’Este llegó a Roma en 1775, donde entró en el estudio de Ferdinando Lisandroni. En 1787 estableció su propio taller en la iglesia de San Ignacio, junto al palacio Gabrielli-Borromeo. D’Este se convirtió en un importante restaurador y comerciante de antigüedades, vendiendo esculturas a algunos de los coleccionistas más importantes de la época. Se especializó en la restauración de antigüedades (a menudo con intervenciones que hoy consideraríamos invasivas, pero que eran totalmente lícitas para la mentalidad de la época), pero también fue capaz de inventar varias obras originales.
El Instituto de Arte de Chicago adquiere un importante autorretrato de Antonio D'Este |
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