De aquí proceden los fósiles que Leonardo da Vinci menciona en el Códice Leicester

El... ¿El laboratorio paleontológico de Leonardo da Vinci? Según un equipo de investigadores de varios institutos, se encontraba en losApeninos de Piacenza. Evidentemente, no se trata de un laboratorio propiamente dicho, sino simplemente del lugar de origen de los fósiles que Leonardo menciona en el Códice Leicester. El descubrimiento lleva la firma de Andrea Baucon, paleontólogo de la Universidad de Génova, que dirigió el equipo de investigación formado por Girolamo Lo Russo (icnólogo del Museo de Historia Natural de Piacenza), Carlos Neto de Carvalho (geólogo del Geoparque Mundial de la UNESCO Naturtejo/Istituto D. Luiz, Portugal) y Fabrizio Felletti (geólogo de la Universidad de Milán). El estudio se publica en el número de marzo de la revista de geología RIPS.

Hemos descubierto la cuna de la paleontología: está en los Apeninos de Piacenza", afirma Baucon. El resultado se obtuvo comparando los códices de Leonardo da Vinci con el registro fósil de la zona de Piacenza. En concreto, Baucon estudió sistemáticamente los códices de Leonardo y encontró una posible correspondencia en un pasaje del Códice Leicester, concretamente en el folio 10v, que ha sido durante mucho tiempo el centro de atención de Baucon. En este pasaje, Leonardo describe curiosas formas en la piedra, interpretándolas correctamente como icnofósiles, es decir, huellas fosilizadas del movimiento de antiguos animales. “Fue una emoción increíble descubrir que Leonardo había adivinado la verdadera naturaleza de los icnofósiles: son los fósiles más difíciles de entender, basta pensar que hasta la primera mitad del siglo XX, los científicos los interpretaban erróneamente como algas”. En el Códice Leicester, Leonardo también intuyó la naturaleza orgánica de las llamadas “conchas petrificadas”, los restos fosilizados de antiguos moluscos (Leonardo los llama “nichi”) que los contemporáneos del artista veían como curiosidades inorgánicas. Cinco siglos antes que cualquier científico, Leonardo combinó las dos mitades de la paleontología (restos fósiles e icnofósiles).

En cuanto a la ubicación del laboratorio de Leonardo, Baucon y sus colegas dieron una respuesta precisa a esta pregunta al creer que se encontraba en las proximidades de Castell’Arquato. La conclusión viene dictada por los condicionantes geográficos y geológicos impuestos por el propio Leonardo: a finales del siglo XV, el artista se encontraba en Milán para trabajar en el monumento ecuestre a Francesco Sforza, cuando unos campesinos le trajeron moluscos fósiles con perforaciones (icnofósiles), procedentes, según atestigua Leonardo, de las “montañas de Parma y Piacentia”. Leonardo dice también que entre una capa y otra hay icnofósiles producidos por gusanos marinos, o, en palabras de Leonardo, “todavía se pueden encontrar los dibujos de las lombrices de tierra, que caminaron por ellas cuando aún no estaban secas”.

En su nuevo estudio, Baucon y sus colegas describen un nuevo yacimiento paleontológico(Pierfrancesco, una aldea del municipio de Gropparello) extremadamente rico en icnofósiles de organismos vermiformes. El yacimiento se encuentra a poca distancia de Castell’Arquato, donde hay moluscos fósiles con perforaciones. Leonardo“, explica Baucon, ”indicó una zona entre Parma y Piacenza, montañosa, rica en moluscos fósiles y con dos tipos diferentes de icnofósiles, es decir, perforaciones en las conchas y rastros de organismos vermiformes entre las capas. Para conseguirlo no se necesitaron medios tecnológicos especiales, sino mucha perseverancia y un poco de suerte en la lectura del Códice Leicester.

Desgraciadamente, no hay dibujos de fósiles en el códice Leicester, a pesar de que Leonardo trata extensamente el tema, pero sí aparecen algunas representaciones en el Manuscrito I del Instituto de Francia. Según Leonardo da Vinci, los fósiles marinos eran restos de animales y evidencias de cambios en la Tierra, pruebas de que donde ahora hay tierra firme antes hubo mar (de hecho, el artista consideraba “ignorantes” a quienes pensaban que habían acabado en las montañas como consecuencia del diluvio universal o de influencias celestes).

El estudio no sólo tiene importancia histórica, sino también paleontológica. El descubrimiento del nuevo yacimiento paleontológico de Pierfrancesco arroja nueva luz sobre la biodiversidad de los ecosistemas marinos profundos que, hace entre 50 y 70 millones de años, caracterizaban los Apeninos de Piacenza. En concreto, el estudio describe cómo reaccionaron los ecosistemas marinos a las inmensas perturbaciones ecológicas desencadenadas por corrientes turbias capaces de transportar kilómetros cúbicos de sedimentos a las profundidades de los abismos. En palabras de Fabrizio Felletti: "Las rocas de Pierfrancesco son testigos de corrientes turbias capaces de desplazar kilómetros cúbicos de sedimentos por el fondo oceánico a lo largo de cientos de kilómetros. Las variaciones en la oxigenación y/o el contenido de nutrientes desempeñaron un papel clave, subrayando el valioso equilibrio que rige los ecosistemas marinos.

“En cierto modo, fue Leonardo da Vinci quien nos trajo a mí y a mis colegas a Pierfrancesco”, concluye Baucon. “Me gusta pensar que nuestro estudio paleontológico recoge el legado intelectual de Leonardo”. Según los científicos, el próximo paso será divulgar entre el gran público la extraordinaria diversidad icnológica de los Apeninos de Piacenza, un lugar en el que confluyen la historia y la ciencia. El estudio contó con una importante financiación de la Universidad de Génova y la Fundación CARIGE, que aprobaron proyectos de investigación centrados en el estudio de los fósiles que dieron lugar a este trabajo. El Museo de Historia Natural de Piacenza y la Sociedad de Ciencias Naturales de Piacenza aportaron financiación adicional.

De aquí proceden los fósiles que Leonardo da Vinci menciona en el Códice Leicester

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