Comprar un retrato en Texas barato: era una valiosa miniatura de Lavinia Fontana

Tras doscientos años de olvido, ha resurgido una miniatura de Lavinia Fontana (Bolonia, 1552 - Roma, 1614): el mérito del descubrimiento corresponde al anticuario inglés Nick Cox, propietario de la galería Period Portraits, especializada en retratos antiguos. Cox había visto la pequeña obra, un óleo oval sobre cobre de apenas cuatro por cinco centímetros, en una subasta celebrada en junio de 2023, en Houston, Texas: la obra de Lavinia Fontana, no reconocida como tal, había sido incluida en un lote con otros cuatro retratos en miniatura del siglo XIX, de calidad mediocre, con estimaciones muy bajas: la horquilla era de apenas 100-200 dólares. Cox consiguió adquirir la obra por una cantidad, a posteriori, ridícula (¡sólo 850 dólares!), la hizo estudiar por expertos y ahora puede presentarla como una obra de Lavinia Fontana, entre otras cosas porque el hábil marchante pudo reconstruir su historia.

La identificación del cuadro fue posible al compararlo con un dibujo del siglo XIX: la obra, en el siglo XIX, pertenecía a Horace Walpole, el gran escritor que era también un atento y refinado coleccionista de arte. En aquella época, se creía que la obra era de Bronzino y representaba a Bianca Cappello, amante y más tarde esposa de Cosme I de Médicis. Sin embargo, no sabemos quién es realmente la mujer representada por el pintor boloñés, aunque Walpole estaba convencido de que se trataba efectivamente de Bianca Cappello: fue una de las grandes heroínas de Walpole, y su vida aventurera inspiró tanto su obra maestra gótica, la novela El castillo de Otranto (1764), como su tragedia La madre misteriosa (1791). La fascinación de Walpole por ella le llevó incluso a acuñar el término serendipia mientras investigaba sobre ella: La serendipia, término comúnmente utilizado hoy en día para referirse a la situación en la que uno tiene una sorpresa totalmente inesperada o un resultado positivo inesperado mientras está atendiendo a otros asuntos, deriva de la fábula de los Tres Príncipes de Serendippo , de Christopher Armenian, que contaba la historia de tres príncipes de Sri Lanka (antiguamente “Serendip”) que hicieron descubrimientos gracias al azar. Walpole acuñó el término al escribir a su amigo Horace Mann para contarle su descubrimiento fortuito de dos escudos de armas relacionados con Bianca Cappello.

La atribución del cuadro hallado en Texas a Lavinia Fontana es fruto del trabajo promovido por Cox y se produjo a raíz de las opiniones de Aoife Brady, erudita irlandesa, especialista en arte boloñés y conservadora de arte italiano y español en la Galería Nacional de Irlanda, y de Maria Teresa Cantaro, autora de una monografía sobre Lavinia Fontana publicada en 1989: ambas, tras ver la miniatura en persona, confirmaron la atribución a Lavinia Fontana.

El dibujo que permitió relacionar la obra adquirida por Cox con la colección de Walpole es obra de John Carter y representa un refinado aparador y su contenido, incluido el retrato en miniatura de la época dentro de un elegante marco esmaltado. El dibujo, ahora en el Victoria & Albert Museum de Londres, fue copiado posteriormente por el pintor George Perfect Harding, que visitó la colección de Walpole a principios del siglo XIX: la copia se encuentra ahora en el Museo Británico. Adriana Cochin Tavella, estudiosa y conservadora del V&A, rastreó la historia de la miniatura y propuso que el retrato, exquisitamente ejecutado, representa con toda probabilidad a una noble de la corte de los Médicis, aunque su identidad sigue sin confirmarse.

Este retrato en miniatura de Lavinia Fontana muestra, según Cox, modas coherentes con las que estaban en boga en las cortes italianas a finales del siglo XVI. En esta época, la moda italiana estaba fuertemente influenciada por la española, y el esplendor y el rigor de tales atuendos formales se hacen eco del vestido que lleva la dama, con el porte erguido de la mujer dictado por sus vestidos de cuello alto. Su vestimenta, similar a una casaca (no muy distinta del jubón masculino), parece estar confeccionada en paño de plata, o tal vez en seda blanca de tejido satinado brillante. Tiras de trenza dorada se aplicaban en bandas horizontales a lo largo de la superficie de la túnica, lo que contribuiría a darle estructura y mayor rigidez, así como a crear el necesario efecto de consumo ostentoso ya que, según explica Aoife Brady, “estas modelos sabían que la forma más inmediata de transmitir su riqueza material era a través de la ropa”.

El cuello alto del vestido (llamado “ropa”) es típico de finales del siglo XVI-principios del XVII. El tejido se utilizaba para dar rigidez y estructura a este cuello, así como para conseguir un llamativo efecto decorativo. Las costuras de los hombros también están tejidas. Las trenzas aplicadas tienen bordes dentados y el efecto de verticalidad crea un agradable contraste con la banda horizontal del corpiño. Las joyas de la modelo son numerosas: un adorno de oro y perlas para el pelo y un collar de rubíes y perlas, con un diamante en el centro del colgante.

Ahora, tras haber sido estudiada durante mucho tiempo, la obra se expone por primera vez en Strawberry Hill, la antigua residencia de Horace Walpole, de donde procede. “Su regreso”, dice el instituto, “marca otro triunfo en la continua búsqueda por reunir los tesoros dispersos de Walpole con su hogar original”. La exposición se titula A Serendipitous Return: Lavinia Fontana’s Lost Miniature, y estará abierta del 25 de enero al 23 de marzo de 2025.

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