Están en curso los trabajos de restauración de los dos lienzos monumentales de Giambattista Tiepolo (Venecia, 1696 - Madrid, 1770) en las paredes laterales de la Capilla del Santísimo Sacramento de la Basílica de San Lorenzo en Verolanuova, a pocos kilómetros al sur de Brescia. Las intervenciones, coordinadas a nivel científico y organizativo por Davide Dotti, realizadas por los estudios de restauración Monica Abeni-Paola Guerra de Brescia y Antonio Zaccaria de Bérgamo bajo la dirección de la Soprintendenza Archeologia, Belle Arti e Paesaggio de las provincias de Bérgamo y Brescia, están promovidas por la Fondazione della Comunità Bresciana.
La construcción de la majestuosa basílica de San Lorenzo, cuya primera piedra se colocó el 10 de agosto de 1633, fue promovida por la noble familia Gambara, una de las más poderosas e influyentes de Brescia, que gobernó Verolanuova durante más de cinco siglos, a partir de mediados del siglo XIV. Fue precisamente la familia Gambara la que encargó las obras de Tiepolo, realizadas hacia mediados de la década de 1940: se trata de los óleos sobre lienzo más grandes del mundo de Giambattista Tiepolo, de diez metros de alto por cinco de ancho, caracterizados por una extraordinaria calidad pictórica y una ferviente creatividad compositiva. Además de las dos obras maestras de Tiepolo, este templo sagrado de una sola nave y planta de cruz latina alberga otros valiosos retablos de pintores barrocos como Andrea Celesti, Pietro Liberi, Francesco Maffei y Pietro Ricchi. La restauración de las pinturas y su puesta en valor forman parte de un proyecto más amplio de promoción turística y cultural de Verolanuova con vistas a Brescia Bérgamo Capital Italiana de la Cultura 2023, cuyo territorio conserva numerosas excelencias artísticas, arquitectónicas y paisajísticas como el Palazzo Gambara, actual sede del Ayuntamiento, el Castel Merlino, la amplia y elegante Piazza della Libertà, el Parque Nocivelli, la Disciplina de Santa Croce y la iglesia de San Rocco.
Las obras de Verolanuova, pintadas hacia mediados de la década de 1740 por encargo de la noble familia Gambara, son
Las dos obras representan El Sacrificio de Melquisedec y La Cosecha del Maná, y recuerdan el tema eucarístico por la presencia del pan y el vino, ofrecidos por Melquisedec, rey y sacerdote de Salem, antiguo nombre de Jerusalén, a Abraham, y el maná, “alimento de los ángeles”, descendido por voluntad de Dios sobre el desierto para la salvación de los israelitas tras su salida y liberación de la esclavitud en Egipto. En el primer cuadro, la escena, situada al borde de un bosque, es aérea y espacialmente amplia, aunque esté poblada por numerosos personajes dispuestos a lo largo de los lados exteriores. En el centro del campo pictórico se encuentran los dos protagonistas: Abraham, vestido de militar y con las manos cruzadas, se arrodilla en oración ante Melquisedec, que eleva al cielo un plato que contiene pan. Detrás de él hay un altar sobre el que descansa una jarra de cristal con vino tinto y pan que el sacerdote ofrecerá a Abraham. Asisten al sacrificio hombres vestidos con trajes orientales, mujeres, niños, soldados, músicos y diversos animales. En la parte superior de la composición, unos ángeles observan desde las nubes lo que sucede en la tierra; a lo lejos, rodeado de un resplandor de luz divina, se ve a Dios Padre bendiciendo a Dios apoyado en el globo terráqueo, símbolo de su poder sobre el mundo.
En la Recogida del maná, Moisés, protagonista del episodio del Antiguo Testamento y reconocible por los cuernos de luz que lleva en la cabeza, se eleva en toda su majestuosidad desde el peñasco rocoso. Detrás de él se ve una tienda, en cuyo interior tal vez se guardaba el Arca de la Alianza. Otras tiendas del fondo recuerdan el largo viaje que los israelitas estaban realizando por el desierto de Sin, al sur de la península del Sinaí, para llegar a la tierra prometida. Moisés, extendiendo los brazos, se vuelve hacia el cielo para dar las gracias a los ángeles que están dejando caer maná para alimentar al pueblo hebreo que se ha quedado sin comida y que, incrédulo, se apresura a recogerlo en platos, odres y cestas. Moisés ordenó a su pueblo que recogiera el maná según las necesidades de cada familia: sólo el sexto día debían recoger el doble, porque el día de la fiesta descansarían.
La tormentosa historia de la conservación de los lienzos de Verolanuova está estrechamente ligada a dos figuras que han marcado la historia italiana de la protección del patrimonio artístico, a saber, Ettore Modigliani, histórico director de la Pinacoteca de Brera y Superintendente de Lombardía, y el restaurador Mauro Pellicioli. Modigliani promovió la primera restauración y revestimiento de los dos cuadros en 1911, pero ya al año siguiente fue necesario rehacer el trabajo. En 1918, para protegerlos de los peligros de la guerra, fueron enrollados en un gran cilindro de madera y entregados a Modigliani para que los guardara en Roma, en el Palazzo Venezia. En 1920, a su regreso a Verolanuova, se llevó a cabo una nueva restauración, supervisada por Francesco Annoni y Mauro Pellicioli. Para salvar las dos obras de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, se iniciaron de nuevo los trámites para su traslado. Sin embargo, el conflicto terminó antes de que las largas negociaciones entre la Curia de Brescia y la Fabbriceria de Verolanuova desembocaran en un acuerdo. En 1952, Pellicioli llevó a cabo una nueva restauración durante la cual se volvió a forrar el Sacrificio de Melquisedec, mientras que en la Colección del Maná se realizó la operación de transporte del color, es decir, la transferencia de la película de pintura del lienzo original a un nuevo lienzo. Esta traumática intervención separó definitivamente el futuro de conservación de la Colección del Maná del del Sacrificio de Melquisedec, que, hasta la fecha, se encuentra en mejor estado de conservación.
“Es un honor”, afirma Davide Dotti, “coordinar a nivel científico y organizativo un evento de tan alta relevancia artística y cultural como la restauración de los dos extraordinarios lienzos de Giambattista Tiepolo conservados en Verolanuova, que se cuentan entre las mayores obras maestras no sólo de la pintura italiana, sino europea, del siglo XVIII”.
“El cristianismo, desde los primeros siglos, ha encontrado en el arte un aliado para el anuncio y el conocimiento de la fe”, recuerda don Lucio Sala, párroco de la basílica de San Lorenzo. “En nuestra basílica tenemos un ejemplo de cómo autores de gran valor representaron momentos de la vida de Cristo, santos o personajes bíblicos. Entre ellos Giambattista Tiepolo, que representó La caída del maná y El sacrificio de Melquisedec para la capilla del Santísimo Sacramento. Estamos, pues, en deuda con estos artistas, con sus obras y con los verolenses del pasado, gracias a los cuales podemos admirar tanto esplendor. Ahora nos corresponde a nosotros cuidar de estas obras maestras incluso cuando, debido al paso del tiempo, muestran su fragilidad. Por eso hemos decidido apoyar una restauración que permitirá a los dos lienzos tiepolescos volver a mostrarse en toda su belleza y seguir cumpliendo su papel de ”Biblia ilustrada".
“El arte y la belleza son un valor absoluto que cualquier persona del mundo puede reconocer. La restauración de los retablos de Tiepolo”, afirma Stefano Dotti, alcalde de Verolanuova, “será una verdadera oportunidad para valorizar Verolanuova, su patrimonio histórico-arquitectónico, redescubriendo nuestras raíces que encuentran una gran referencia en la familia Gambara”. Los ciudadanos de Verolanuova consideran los dos grandes lienzos un bien casi personal, del que se sienten extremadamente orgullosos y casi celosos. Con esta espectacular intervención, Verolanuova se convertirá en un importante centro cultural vinculado al año cultural Brescia-Bérgamo a escala nacional. En esta ocasión podremos por fin demostrar a todos que vivir en Verolanuova y en la llanura de Brescia es una gran oportunidad, por los servicios presentes, por las numerosas posibilidades de ocio y, en general, por la calidad de vida, por la que Verolanuova ostenta un récord a nivel provincial. Mi agradecimiento en nombre de todos los ciudadanos a los patrocinadores de esta importante iniciativa".
“Es un gran placer para la Superintendencia de la ABAP para las provincias de Bérgamo y Brescia”, afirma Angelo Loda, de la superintendencia, “participar inmediatamente en la planificación de uno de los proyectos de restauración más significativos para nuestro territorio en los últimos años y no podemos dejar de dar las gracias a todos los que han contribuido a la realización de esta obra. La Fundación se siente especialmente orgullosa de promover esta importante intervención”, afirma Alberta Marniga, Presidenta de la Fondazione della Comunità Bresciana. Gracias a la generosidad de un Fondo creado en nuestra Fundación, las extraordinarias obras de Tiepolo pronto podrán admirarse de nuevo en todo su esplendor. Este proyecto formará parte sin duda de Bérgamo Brescia Capital de la Cultura 2023, en cuyo programa participarán no sólo las dos capitales, sino también sus respectivos territorios provinciales".
Comienza la restauración de los dos cuadros de Giambattista Tiepolo más grandes del mundo |
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