En Bérgamo ha concluido la restauración de un cuadro monumental de Sebastiano Ricci (Belluno, 1659 - Venecia, 1734), San Pedro en la cárcel liberado por el ángel, en el marco del proyecto “Grandi Restauri” de la Fundación Credito Bergamasco (Creberg). Esta restauración forma parte de una iniciativa más amplia que prevé la restauración de nueve obras importantes en la zona de Bérgamo en 2024. La restauración de la obra, encargada a Antonio Zaccaria bajo la dirección de Angelo Loda, concluyó tras seis meses de intenso trabajo. El cuadro se expondrá en el Palazzo Creberg del 13 de junio al 4 de julio de 2024, con entrada gratuita, antes de ser trasladado a la iglesia parroquial de San Pietro Apostolo, en Trescore Balneario, donde siempre se ha conservado la obra.
El cuadro San Pedro en la cárcel liberado por el ángel, obra de hacia 1710, óleo sobre lienzo de unos tres metros por dos, es uno de los tres lienzos encargados a Ricci para la iglesia de San Pietro Apostolo de Trescore Balneario. Las otras dos obras son Cristo entregando las llaves a San Pedro y La llamada de San Pedro. Las pinturas fueron encargadas a Ricci durante un periodo en el que el artista regresaba de Florencia y se preparaba para partir hacia Inglaterra, y Bérgamo carecía de artistas locales, lo que obligaba a buscar talentos “extranjeros”. Originalmente, las pinturas se colocaron en el muro del coro de la iglesia, con la Consegna delle chiavi en el centro y las otras dos a los lados. El San Pedro en la cárcel liberado por el ángel representa la escena descrita en los Hechos de los Apóstoles, en la que San Pedro, encarcelado a instancias de Herodes, es liberado por un ángel. La escena muestra a Pedro sentado, con un joven ángel vestido con una túnica roja que se desliza ante él, le despierta y libera su mano derecha de las cadenas, mientras que la izquierda permanece atada. Un soldado yace dormido, mientras el otro observa asombrado la aparición divina. Ricci, conocido por su familiaridad con el teatro de ópera (del que era un maestro al haber trabajado en escenografías para teatros de Parma y Venecia) infunde a la escena una viva teatralidad, utilizando una pincelada rica y luminosa que crea un intenso dinamismo espacial. En la obra surgen detalles particularmente llamativos, como la mano del ángel que sostiene suavemente la de Pedro, con la uña del pulgar iluminada por una pequeña pincelada blanca, y la sombra sobre la túnica azul lapislázuli del santo. Para acelerar el trabajo, Ricci utilizó un elemento de su repertorio para la figura del primer plano, el reclinado con los brazos cruzados bajo la cabeza, similar a un modelo utilizado en Florencia en la decoración del palacio Marucelli.
La restauración incluyó la consolidación de la materia pictórica, la limpieza selectiva, el enlucido y la integración pictórica de las lagunas, así como la aplicación de un nuevo barniz protector. Las investigaciones técnicas revelaron el uso de pigmentos preciosos como el azul lapislázuli y el cinabrio, lo que confirma la riqueza de la paleta de Ricci. “La pintura”, afirma el restaurador Zaccaria, “se salvó afortunadamente, durante el revestimiento realizado en los años sesenta por el taller Steffanoni de Bérgamo, del paso insistente de planchas sobre la superficie. Al tacto y a la luz rasante, de hecho, las crestas texturadas de la capa pictórica, tan características del impetuoso signo ricciscano, siguen siendo claramente perceptibles. Sin embargo, resultó necesario consolidar levantamientos generalizados de preparación y materia pictórica. Una gruesa capa de barniz vegetal oscurecido y amarilleado alteraba y oscurecía no sólo la rica gama cromática, sino también los dramáticos claroscuros”. La intervención restableció unas condiciones de legibilidad similares a las de la obra original. Además, las investigaciones técnicas y diagnósticas han revelado, explica el restaurador, “los ingredientes de una suntuosa paleta que no escatimó en el uso del costoso azul lapislázuli, con el que Ricci adornó la túnica de San Pedro. El cinabrio, por su parte, es el ingrediente principal del manto rojo del ángel, matizado con velos de la más fina laca, quién sabe si la que Ricci pidió a nuestro Fra Galgario, cambiándola por fino plomo blanco veneciano. Restituido a su plena legibilidad por la intervención, el cuadro de Trescore es hoy una síntesis significativa del instinto creativo y de la gran lección de libertad matérica y pictórica que hicieron del pintor de Belluno el innovador reconocido de la pintura véneta del siglo XVIII, allanando el camino al genio de Giambattista Tiepolo”.
“Nuestra actividad en este sector”, afirma Angelo Piazzoli, Presidente de la Fundación Creberg, “no adopta la forma de un simple ’patrocinio’ que implica el desembolso de fondos puestos a disposición de las organizaciones beneficiarias. Nos encargamos de la intervención ’in toto’: desde el apoyo a las solicitudes de autorización hasta la cobertura del seguro, desde el embalaje hasta el transporte, desde la logística hasta la selección del profesional que llevará a cabo la intervención, desde las inspecciones durante las fases de restauración hasta el traslado del bien cultural, desde la comunicación de las distintas fases de cada intervención hasta la intensa actividad de exposición y difusión hacia el público, que nos sigue desde hace años con gran atención y pasión. Es un trabajo exigente que implica mucho compromiso, tiempo y recursos considerables, pero que nos ofrece a nosotros y a quienes nos siguen una conciencia mucho más profunda de lo que significa la conservación de bienes culturales para uso público. La Fundación Creberg está cerca de las Superintendencias e Instituciones porque se preocupa por la ”protección“, una palabra clave ya presente en el artículo 9 de la Constitución italiana: ”La República promueve el desarrollo de la cultura y de la investigación científica y técnica. Protege el paisaje y el patrimonio histórico y artístico de la Nación’’.
Bérgamo, finaliza la restauración de una obra maestra monumental de Sebastiano Ricci |
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