Un barco romano de dos mil años de antigüedad, que probablemente partió del actual Líbano rumbo a Provenza, se hundió entre Córcega y las costas de la hermosa isla de Capraia. A sólo 350 metros de profundidad, se ha descubierto un pecio que, desde principios de julio, está siendo investigado por una expedición franco-italiana encargada de sondear el fondo y sacar la carga a la superficie. La importancia del hallazgo radica en el contenido del cargamento: toneladas de vidrio en bruto y forjado en vajillas, platos, botellas, tazas y cuencos, jarras, ánforas (ánforas de zanahoria, ánforas orientales, incluidas algunas probables de tipo Beirut y algunas ánforas Gauloise 4) y dos jofainas de bronce. Se trata del segundo caso conocido hasta la fecha en el Mediterráneo de naufragio de un navío romano con un cargamento compuesto casi exclusivamente de vidrio.
El equipo de investigación del pecio, bautizado como “Cap Corse 2”, es una misión bilateral de los gobiernos francés e italiano, coordinada por este último a través de la Superintendencia Nacional de Patrimonio Cultural Subacuático del Ministerio de Cultura. Francia aporta los recursos humanos y tecnológicos del Département des Recherches Archéologiques Subaquatiques et Sous-marine (Drassm) de su departamento homólogo, con la colaboración de la arqueóloga Souen Fontaine, especialista en vidrio antiguo. Y por primera vez, la investigación arqueológica se ha combinado con la observación biológica marina de la fauna de estos particulares ecosistemas de aguas profundas gracias a la participación directa de la ecóloga Nadine Le Bris (Universidad de la Sorbona-Museo Nacional de Historia Natural), mientras que Carlotta Sacco Perasso se encargará de la colonización biológica en aguas profundas de los artefactos arqueológicos de la carga, indicada por la Superintendencia Nacional italiana.
Una misión que, por tanto, se espera que aporte diversos resultados, entre otras cosas por la envergadura de los hallazgos y su estado de conservación, respondiendo a preguntas sobre el comercio marítimo de la época y profundizando al mismo tiempo en la investigación sobre la flora y la fauna marinas, por no hablar de las nuevas tecnologías y sistemas que se experimentarán para este tipo de operaciones. De hecho, el Drassm ha puesto a disposición de la investigación en aguas profundas su buque insignia, el Alfred Merlin, equipado con sus dos ROV (vehículos submarinos teledirigidos) Arthur e Hilarion. Arthur, es un nuevo prototipo de ROV diseñado y creado con y para Drassm por el profesor Vincent Creuze (Universidad de Montpellier-LIRM), que participó activamente en la misión. Este robot, uno de los más pequeños y ligeros de su categoría, puede alcanzar los 2.500 metros y permite no sólo tomar imágenes de vídeo de alta definición, sino también ventilar o aspirar sedimentos y recuperar objetos. El Rov Hilarion, pilotado por el arqueólogo Denis Degez (Drassm), toma vídeos de alta definición hasta una profundidad de 500 m.
La primera semana de trabajo conjunto italo-francés ha entusiasmado a los investigadores, que ya están pensando en la próxima sesión de trabajo conjunto en el pecio, con la esperanza de ampliar el espectro de campos de investigación. Todos los materiales arqueológicos serán transportados al laboratorio de la Superintendencia Nacional en Taranto para su análisis científico, caracterización de la degradación biológica y restauración. Las aguas cristalinas de la isla de Capraia, con su flora y fauna marinas, también permitirán vislumbrar la riqueza del ecosistema marino aquí, en los niveles más altos de biodiversidad no “perturbada” por el hombre.
El acuerdo científico entre el Drassm, dirigido por Arnaud Schaumasse, y la Superintendencia Nacional se firmó en abril de 2023. El descubrimiento, que data de 2012, se debe al ingeniero Guido Gay, que lo denunció a las autoridades, como buen ciudadano. Y como manda la ley. Las aguas en las que se encontraron los restos del naufragio en 2012 eran francesas (de hecho, el informe se remitió a Francia) y fueron ellas las que iniciaron la planificación de la misión. Sin embargo, tras un nuevo cálculo de las aguas territoriales franco-italianas, los restos del naufragio resultaron estar en aguas italianas durante unos cientos de metros
Un pecio romano cargado de vidrio, una rareza en aguas corsas |
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