Importantes hallazgos arqueológicos en la excavación de Bagno Grande, en San Casciano dei Bagni (Siena): ya el pasado mes de agosto, las huellas de la entrada monumental a un santuario romano habían resurgido del barro del baño y, abandonado en el umbral, se había encontrado un altar de travertino. La inscripción “sagrado a Apolo” no dejaba lugar a dudas sobre la deidad tutelar del santuario. Con la reanudación otoñal de las excavaciones, a pesar de las dificultades debidas al hecho de que los arqueólogos debían trabajar sumergidos en agua caliente debido a la naturaleza del yacimiento, y por supuesto con todas las limitaciones impuestas por el protocolo de pandemia COVID-19, el equipo del Proyecto de las Termas Romanas vio reaparecer la excavación estratigráfica de un jardín abandonado a pocos metros de las termas públicas aún en uso, los vestigios de un santuario romano bien conservado, cuyo carácter sagrado estaba sellado por altares dedicados a Fortuna Primigenia, Isis así como Apolo, y una estatua de mármol que representaba a Hygieia, que los jóvenes arqueólogos delequipo de excavación (estudiantes de varias universidades italianas e internacionales, de Siena, Pisa, Florencia, Roma La Sapienza, Sassari, Dublín y Chipre) tocaron antes incluso de haber visto claramente emerger del barro caliente.
En sólo dos meses de excavaciones, ha emergido con claridad parte de la secuencia vital del lugar de culto. La disposición monumental del santuario se remonta a la época de Augusto: se trata de una estructura construida en un lugar sagrado en época etrusca, al menos durante el periodo helenístico. En época augustea, el santuario adoptaba la forma de un edificio con cubierta de compluvium sobre una pila central circular, apoyada sobre cuatro columnas toscanas, y con un propileo de entrada al sur delimitado por dos columnas de base ática. Tras un incendio ocurrido probablemente a mediados del siglo I d.C., entre las épocas flavia y trajana, el edificio fue reconstruido y ampliado. Hacia finales del siglo II d.C. se colocaron tres altares de travertino con dedicatorias también a Fortuna Primigenia e Isis en el corazón del santuario, al borde de la piscina termal, que brota a 42°. Un verdadero Gran Baño, ya que tantas divinidades diferentes se alojaban en un mismo lugar.
La excavación arqueológica está en concesión al Ayuntamiento de San Casciano dei Bagni por parte de la Dirección General de Arqueología, Bellas Artes y Paisaje del Ministerio de Cultura y fue concebida inmediatamente como una colaboración de investigación y protección entre el Ayuntamiento y las Superintendencias de Siena, Grosseto y Arezzo. La dirección de la excavación se confía a Emanuele Mariotti, arqueólogo experto en topografía y geofísica aplicada a la arqueología, y la coordinación del Comité Científico corre a cargo de Jacopo Tabolli, funcionario de la Superintendencia y profesor de la Universidad para Extranjeros de Siena. En el Comité Científico participan también Stefano Camporeale (Universidad de Siena), Paraskevi Christodoulou (Universidad de Chipre), Hazel Dodge (Trinity College de Dublín) y Lisa Rosselli (Universidad de Pisa). Los descubrimientos realizados en San Casciano dei Bagni se presentarán en un volumen titulado Il Santuario Ritrovato. Nuovi Scavi e Ricerche al Bagno Grande di San Casciano dei Bagni, publicado por la editorial Sillabe y editado por Emanuele Mariotti y Jacopo Tabolli. El volumen, de 272 páginas en italiano con capítulos en inglés, recoge los estudios de más de treinta autores sobre los resultados de la excavación en Bagno Grande.
El santuario romano descubierto en San Casciano dei Bagni |
El altar de Apolo |
Altar de Fortuna Primigenia |
Altar de Isis |
El descubrimiento del Altar de Isis |
Aspecto que debió de tener el santuario |
“Volver a sacar a la luz las antiguas termas de San Casciano dei Bagni”, afirma la alcaldesa de San Casciano dei Bagni, Agnese Carletti, “ha sido el mayor sueño de la administración municipal en los últimos quince años. Tras años de estudios, investigaciones no invasivas y la elaboración de mapas arqueológicos y paisajísticos de la zona, en agosto de 2020 el emocionante descubrimiento del altar dedicado a Apolo en el último día de la campaña de excavaciones, a pesar de que estaba en curso la mayor emergencia sanitaria del siglo pasado, abrió las puertas a una nueva era para San Casciano y toda la zona circundante. Los descubrimientos posteriores, entre septiembre y octubre pasados, no han hecho más que demostrar que lo que estamos realizando es algo único y extraordinario: estamos realmente devolviendo un nuevo esplendor a un antiguo santuario dentro de las termas romanas, aquellas que a lo largo de los siglos han hecho grande a San Casciano dei Bagni y que ahora nos ofrecen una nueva posibilidad de crecimiento, ante todo cultural, pero no sólo. Todo esto es motivo de gran orgullo. Y también es motivo de orgullo haberlo conseguido en poco tiempo, porque la conciencia que nos guía en este empeño es que la riqueza arqueológica no sólo hay que descubrirla y estudiarla, sino hacerla utilizable. La esperanza es que este apasionante viaje sea cada vez más apreciado y comprendido para poder continuar con los trabajos de excavación como un gran equipo compuesto, como hasta ahora, por instituciones y ciudadanos que trabajan juntos por un objetivo común. El equipo que se ha creado en este último periodo es, de hecho, la otra gran fuente de satisfacción de este proyecto”.
“Uno de los mayores pesares que sentimos en esta fase histórica, de contagios y restricciones”, dice el superintendente Andrea Muzzi, “es sin duda el de no haber podido vivir con la plenitud de encuentros e iniciativas la satisfacción de un trabajo que ha dado frutos más allá de lo que podíamos imaginar”. El descubrimiento de las estructuras de un santuario en el territorio encantado de San Casciano dei Bagni, nombre que evoca inmediatamente costumbres y rituales arraigados en el tiempo, tuvo lugar en una fase compleja para el país y para la Superintendencia que opera en la provincia de Siena, que se vio probada por la escasez de personal y de recursos. Pero el buen resultado obtenido demuestra, por si hacía falta, cuántas posibilidades tienen todavía nuestros arqueólogos y cuánto puede ofrecer el mundo de la investigación de campo. A lo largo del último año, las actividades de excavación selectiva, finalizadas hace menos de cinco meses y dirigidas por Jacopo Tabolli y Emanuele Mariotti, han sacado a la luz no meros fragmentos, sino ricos restos de lo que parece ser, gracias también al descubrimiento de altares y un pequeño simulacro de mármol, un santuario dedicado a Apolo, Fortuna Primigenia e Isis: los especialistas han presentado sus observaciones y estudios en este volumen, ilustrando un escenario que, sin embargo, a los ojos de un historiador del arte, recuerda una escena compuesta por Piranesi -el año pasado se celebró el tricentenario de su nacimiento- con sus originales creaciones gráficas y arquitectónicas dispuestas en torno a refinadas inscripciones y fragmentos de arquitectura, suavemente colocados unos contra otros, como una auténtica, aunque imprevista, reflexión en curso sobre el tiempo. El descubrimiento tuvo lugar en un punto neurálgico del territorio municipal y ciertamente el reto será, para todas las instituciones implicadas, desde el Ayuntamiento, a las Universidades y el propio Ministerio, conseguir presentarlo y conservarlo todo para que muchas personas, traídas aquí por la belleza paisajística de estas tierras, puedan descubrirse interesadas por las muchas, y nuevas debo añadir, riquezas arqueológicas".
“La idea de redescubrir las antiguas termas sancascianas”, explica el director de la excavación , Emanuele Mariotti, “viene de lejos y ha visto, en los últimos 10 años, la alternancia de varias iniciativas. Desde 2018, el proyecto se ha estructurado mejor y ha definido sus objetivos arqueológicos, históricos, paisajísticos y topográficos. La zona de Bagno Grande se ha convertido en el centro de actividades multidisciplinares dirigidas a la investigación no invasiva del terreno y a la identificación de posibles zonas de excavación que puedan dar contenido a la tradición de grandes hallazgos de la que están llenas las páginas de los historiadores locales desde el siglo XVI. A este respecto, se hizo un amplio uso de las tecnologías de teledetección más modernas y eficaces, como la geofísica de vanguardia y sensores especiales montados en drones. En 2020 se identificó una zona de excavación prometedora, adyacente a los depósitos modernos. La excavación fue también la ocasión para una formación intensiva de estudiantes y postgraduados, dirigida no sólo a las técnicas de investigación del terreno, sino también a la documentación de las evidencias arqueológicas, primer paso para su posterior valorización y conservación. A ello hay que añadir la continua confrontación con los estudiosos que aceptaron participar en la publicación, confrontación que ha permitido el fructífero estudio de los materiales hallados, además de constituir un elemento formativo más de la máxima calidad. Los excepcionales artefactos arrancados al barro y las estructuras monumentales sacadas a la luz son hallazgos afortunados, en sí mismos, muy poco frecuentes, pero no son casuales: son el fruto de un trabajo constante de investigación y estudio de la zona. De este modo, en plena concertación entre las instituciones implicadas, hemos logrado esa síntesis entre protección e investigación que será el verdadero motor de los próximos años”.
“Publicar íntegramente una excavación menos de seis meses después de su finalización”, comenta el responsable arqueológico Jacopo Tabolli, “es una empresa bastante rara. Este proyecto fue impulsado por el deseo de compartir con la comunidad científica, con los colegas encargados de la protección y la valorización, y con el público interesado en la arqueología, los primeros resultados de una excavación que estamos seguros devolverá en los próximos años importantes vestigios del paisaje religioso romano de la zona”. El libro parte de la excavación de Bagno Grande, pero abarca en su narrativa desde la prehistoria del Monte Cetona, pasando por el desarrollo de la ciudad etrusca de Chiusi, hasta la romanización del territorio. La de San Casciano dei Bagni es una zona más desconocida para los arqueólogos que muchos lugares bien conocidos de Val di Chiana, Val di Paglia y Val d’Orcia, y sin embargo en las páginas del volumen se despliega una historia rica en testimonios arqueológicos, aún por escribir".
Sorprendente descubrimiento arqueológico en la Toscana: reaparece un santuario romano en San Casciano dei Bagni |
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