Resuelto uno de los misterios de Stonehenge: ahora sabemos de dónde proceden las piedras


Stonehenge, un equipo de investigadores británicos desvela uno de los misterios del yacimiento: sabemos de dónde proceden las piedras con las que se construyó.

¿De dónde procedían las piedras con las que los antiguos celtas construyeron el yacimiento de Stonehenge? Ahora, un equipo de científicos (David J. Nash, Jake R. Ciboroski, Stewart Ullyott y Georgios Maniatis, de la Universidad de Brighton, Mike Parker Pearson, del University College de Londres, Timothy Darvill, de la Universidad de Bournemouth, Susan Greaney, del English Heritage, y Katy A. Whitaker, de Historic England) parece haber encontrado por fin la respuesta a esta pregunta. Un estudio publicado anteayer en la revista Science Advances confirma algunas de las teorías avanzadas hasta ahora por los estudiosos, a saber, que las grandes areniscas utilizadas para construir el yacimiento, conocidas como sarsen, procedían de Marlborough Downs, una zona llana de Wessex situada a unos treinta kilómetros del yacimiento. En la actualidad, quedan en el emplazamiento cincuenta y dos de las que probablemente fueron originalmente las ochenta sarsen de Stonehenge. En su construcción se utilizaron piedras de dos tipos: además de las sarsen, hay bluestones más pequeños, cuya procedencia ya se había identificado en el pasado, de la zona de Preseli Hills, en Gales.

La confirmación de la procedencia llegó con el regreso a Inglaterra de un fragmento de piedra que había sido retirado en los años cincuenta de uno de los megalitos de Stonehenge en el marco de unas obras de reparación (el dintel se había caído de uno de los trilitos y, para restaurarlo, se habían perforado los dos elementos verticales para insertar clavijas metálicas que reforzaran la estructura). El fragmento estaba en posesión de un obrero que participó en los trabajos de 1958, Robert Phillips (ahora nonagenario), que lo había conservado hasta ahora como recuerdo, y se encontraba en Florida: el trozo de roca ofrecía al profesor Nash una oportunidad única de estudiar el corazón de las piedras, como nunca antes se había hecho (hoy, de hecho, está prohibido perforar los peñascos de Stonehenge). La diferencia con la superficie radica en que las partes internas de la piedra no están sometidas, obviamente, a la acción de agentes atmosféricos que alteren su composición química: estudiar un fragmento del interior de la piedra es como estudiar la piedra original, no modificada.



Así pues, se realizaron análisis químicos y los resultados se utilizaron para hacer comparaciones con otras piedras de la zona: se descubrió que el sarsen de Stonehenge procedía de un lugar concreto de Marlborough Downs, West Woods, que se encuentra a unos cuarenta minutos en coche de Stonehenge. "Poder hallar la zona exacta de donde procedían los materiales con los que se construyó el yacimiento de Stonehenge en el año 2.500 a.C. -afirma Susan Greaney- es una gran emoción. Ahora podemos empezar a entender cómo viajaron las piedras hasta Stonehenge".

“Aprovechar los conocimientos científicos del siglo XXI para comprender el Neolítico y responder por fin a una pregunta que los arqueólogos llevan siglos debatiendo”, afirmó el profesor Nash, "es realmente emocionante. Pudimos analizar la composición química del sarsén de Stonehenge mediante fluorescencia de rayos X, una técnica no invasiva, que nos mostró que la mayoría de las piedras tienen una composición similar y que lo más probable es que procedieran de un único yacimiento. A continuación aplicamos la espectroscopia a algunas muestras de sarsén del sur de Inglaterra y a algunas pequeñas partes del fragmento de Phillips. Descubrimos que cada muestra tenía un tipo diferente de firma geoquímica, y la posibilidad de hacer análisis en el fragmento reentrante nos dio la oportunidad de ver cuál era la zona de origen del sarsén de Stonehenge. Estamos muy agradecidos a la familia Phillips por habernos devuelto el fragmento".

Pero los misterios que rodean a Stonehenge aún están por resolver. Ahora que sabemos de dónde proceden las piedras, queda la cuestión de cómo se las apañaron los antiguos celtas para transportarlas por un tramo de carretera tan largo, obviamente sin maquinaria moderna. Y aún quedan un par de sarsenes que, al no compartir la composición química con las demás, tienen un origen desconocido. Además, quedan por aclarar las funciones del yacimiento. En resumen: se ha hecho un descubrimiento muy importante sobre Stonehenge, pero esto no disminuye su atractivo. Al contrario: disponemos de claves suplementarias para comprender mejor estos preciosos monumentos de la Antigüedad.

Resuelto uno de los misterios de Stonehenge: ahora sabemos de dónde proceden las piedras
Resuelto uno de los misterios de Stonehenge: ahora sabemos de dónde proceden las piedras


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