Los temporales marítimos que desde hace días azotan con violencia la costa toscana han sido también la causa de un sorprendente descubrimiento arqueológico en Ansedonia (municipio de Orbetello, provincia de Grosseto). Bajo la arena, en efecto, ha salido a la luz lo que muy probablemente sea una antigua villa romana en la playa de Tagliata. De hecho, los estudiosos ya sabían que debía de haber una por estos lares, siendo Ansedonia una zona rica en historia (baste recordar en el promontorio los restos de la antigua ciudad de Cosa, 273 a.C.), debido a su posición estratégica en relación con el control del mar y del territorio por parte de los romanos. Sin embargo, nunca imaginaron que podrían disponer de una fuente, gracias a los fuertes vientos y al mar embravecido que azota actualmente el litoral. Los levantamientos de la arena, arrastrada por el mar, han sacado a la superficie extensos restos enterrados durante siglos. Y que volverán a quedar enterrados. Por eso se están planificando prospecciones, también con la ayuda de drones, si el tiempo lo permite, que se llevarán a cabo antes de que todo vuelva a quedar sumergido para estudiar el artefacto más de cerca.
Para nosotros, arqueólogos", declaró Claudio Calastri al diario Il Tirreno, “se trata de una gran oportunidad única”. La villa Tagliata fue construida entre finales del siglo I y principios del II d.C.. Es muy probable que sea una de las villas que los emperadores romanos tenían en los distintos puertos de la Maremma (una en Tagliata, otra en Talamone, otra en Giglio, otra en Santa Liberata). Estas villas pasaron a formar parte del dominio imperial entre los siglos I y II d.C., y eran utilizadas por los emisarios de los emperadores para gestionar el tráfico en los puertos de las ciudades. Por tanto, esta villa no tiene un propietario preciso, pero forma parte de las villas imperiales de la costa toscana.
Una villa que probablemente se utilizaba para la transformación del pescado, con almacenes para guardar productos alimenticios, y cuya zona comenzaría por encima de la playa y terminaría en la orilla, donde han aflorado las ruinas en cuestión.
Tanto los muros de la villa como los del puerto emergían del oleaje: “los que se ven bajando desde el quiosco de la derecha”, explica Calastri, “hacia la cresta rocosa, son los muros de la ’navalia’ de las grandes salas donde se alojaban las embarcaciones sacadas del agua. Desde el quiosco, a partir de los restos que se encontraron hace años, hasta el establecimiento de baño La Strega, están los muros de la villa propiamente dicha”. Se trata, pues, de una rara oportunidad de examinar lo que queda de la villa antes de que vuelva a sumergirse bajo el lecho marino.
Los temporales marítimos en la Toscana sacan a la superficie los restos de una villa romana |
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