¿Los primeros "artistas"? La mayoría eran niños: un estudio sobre el arte rupestre


¿Los primeros artistas de la historia? En su mayoría, fueron niños: tres estudiosos españoles analizaron varias huellas de manos del Paleolítico Superior en cuevas y descubrieron que los niños participaban en actividades artísticas, que tenían importantes funciones sociales.

¿Los artistas de la prehistoria? Muchos de ellos eran niños. Ésta es la conclusión a la que ha llegado un estudio español, publicado hace unos días en la revista Journal of Archaeological Science, realizado por Verónica Fernández-Navarro y Diego Garate, de la Universidad de Cantabria en Santander, y Edgard Camarós, de la Universidad de Cambridge. Los tres estudiosos examinaron más de 700 huellas de manos dejadas en las paredes de cuevas de Francia, Reino Unido, España e Italia, ya que se trata de pruebas muy importantes para obtener información sobre las poblaciones prehistóricas, y sus estudios morfométricos revelaron que los niños e incluso los bebés estaban muy implicados en la producción gráfica de los humanos prehistóricos. Por tanto, los resultados llegan a afirmar que el arte rupestre se consideraba una acción colectiva en la que participaban distintos estratos de la población.

Los tres estudiosos analizaron una muestra de huellas en varias cuevas españolas (El Castillo, Maltravieso, Fuente del Salín, Fuente del Trucho, La Garma) datadas en el Paleolítico Superior, elegidas por el gran número de huellas que se conservan en ellas y por su estado de conservación, y realizaron modelos en 3D de las mismas, midiéndolas a continuación. A continuación se compararon los resultados con medidas de manos de una población moderna, subdividida en diferentes grupos de edad y sexo para determinar los parámetros del estudio morfométrico de la muestra arqueológica (el estudio se limitó a una población ibérica para encontrar la mayor correspondencia posible con el área geográfica de la muestra arqueológica). La novedad del estudio radica en la modelización en 3D: "la mayoría de los estudios previos en este campo -señala el trabajo- se han basado en fotografías bidimensionales o en mediciones de motivos tomados directamente. Estos métodos pueden dar lugar a errores significativos, principalmente debido a la transformación de la superficie natural irregular de la pared de la cueva en una representación plana que distorsiona las medidas reales y provoca distorsiones biométricas. Por el contrario, nuestra metodología aborda la muestra mediante documentación tridimensional que permite medir con altos niveles de precisión y sin distorsión óptica. A partir de esos modelos 3D se crean ortoimágenes 2D que nos permiten obtener una imagen 2D sin deformaciones cónicas, típicas de las imágenes 2D tradicionales, de la que podemos extraer medidas ortogonales reales. Además, esta metodología se puede aplicar y replicar para cualquier tipo de documentación arqueológica, a la vez que se puede complementar e implementar con otros tipos de análisis, como la “morfometría geométrica”.



Tras las comparaciones, se seleccionó a un grupo de veinte personas y se les pidió que realizaran impresiones con un pigmento sobre una roca. Se realizó un modelo fotogramétrico a escala de cada una de estas manos impresas en la roca y se tomaron varias medidas, siguiendo los parámetros métricos del estudio, para comparar su morfometría con la de las manos reales. Tras este experimento, se estableció un error medio a partir de los valores obtenidos para las deformaciones en cada una de las pinturas al compararlas con los modelos originales de las manos. Este “índice medio de deformación” se calculó para la longitud y la anchura de la mano y para la longitud y la anchura de los dedos. Por último, esta corrección se aplicó a las medidas de los motivos arqueológicos para alinear las muestras arqueológica y moderna.

Los datos obtenidos de la muestra moderna se compararon con los datos arqueológicos. En primer lugar, se verificó la validez de los parámetros biométricos elegidos y se calculó el índice de deformación para las diferencias de tamaño entre las manos reales escaneadas y sus representaciones estampadas. Posteriormente, se analizaron los datos arqueológicos tanto en general como individualmente para cada uno de los cinco casos arqueológicos utilizados en el estudio. Los resultados mostraron que los niños son una presencia constante en las cuevas: en algunas, las impresiones de niños de hasta 2 años superaban el 9%, mientras que se encontraron porcentajes similares para niños de hasta 7 años. Si se amplía la investigación a niños de hasta 12 años, en cambio, se obtienen porcentajes superiores al 30%.

“La actividad gráfica”, escriben los estudiosos, “parece ser un campo abierto a toda la comunidad, en el que tanto niños como adultos intervienen en la producción de motivos. No habría sido una actividad estrictamente masculina y de subsistencia, como tradicionalmente se ha profesado, sin tener en cuenta que mujeres y niños podrían haber participado. Del mismo modo, la participación de miembros tan jóvenes de la sociedad, incluso niños, sugiere que esta actividad estaba relacionada con un objetivo de cohesión y reafirmación del grupo, a través del arte”. Sin embargo, es importante, precisan los arqueólogos, “recordar que cuando se realizan estudios bioarqueológicos y antropológicos de la Prehistoria, es necesario ser conscientes de las posibles diferencias entre las poblaciones de estudio prehistóricas y modernas, especialmente si existe algún tipo de comparación entre ambas”.

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¿Los primeros "artistas"? La mayoría eran niños: un estudio sobre el arte rupestre


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