Francia, descubrimiento de una necrópolis de infantes en el centro de Auxerre

Una necrópolis única reservada a los niños ha sido descubierta en Auxerre ( Francia), tras las excavaciones del INRAP (Instituto Nacional de Investigación en Arqueología Preventiva) iniciadas en febrero de 2024 en la plaza del Maréchal Leclerc, en el centro histórico de la ciudad. Las excavaciones se centran en los restos del castrum (poblado fortificado) del siglo IV, testimonio de la refundación de la ciudad de Autessiodurum. Fue precisamente la fortificación la que se construyó sobre un área funeraria desconocida hasta entonces, que data de la época imperial (siglos I-III): se trata de la necrópolis que acaba de descubrirse. Y es un descubrimiento nuevo, porque según los arqueólogos franceses tiene muchas características que la distinguen de las áreas funerarias contemporáneas.

Según las normas antiguas, las necrópolis se situaban fuera de las ciudades. En las afueras de estas zonas de enterramiento era posible dedicar espacio a los niños muy pequeños (nacidos muertos o con pocos meses de vida), cuya tasa de mortalidad era muy elevada en la época. La excavación realizada en Auxerre condujo precisamente al descubrimiento de una necrópolis de infantes, y el excelente estado de conservación de la zona ofreció a los arqueólogos una oportunidad única para investigar más a fondo el tema.

Cerca de los enterramientos se encontraron platos de cerámica cuyo contenido estaba destinado a los difuntos y a los dioses. Para proteger a los muertos jóvenes, se enterraban junto a ellos objetos apotropaicos, destinados a la protección en la otra vida (por ejemplo, perlas, monedas, pequeñas joyas). También se colocaba una taza de cerámica en miniatura sobre la cabeza del niño. En este sentido, la necrópolis de Auxerre atestigua una gran variedad de prácticas en un mismo espacio funerario. La mayoría de los niños enterrados se encontraron en posición fetal, aunque algunos fueron enterrados de espaldas. Algunos cuerpos estaban cubiertos con fragmentos de ánfora para protegerlos. En un caso, se utilizó una piedra grabada con una roseta para marcar la tumba. Además, se observaron hasta ocho etapas durante el enterramiento de estos niños tan pequeños, lo que atestigua la complejidad de los ritos funerarios.

La gran densidad de enterramientos y su superposición permiten estudiar un número muy elevado de enterramientos y otras prácticas funerarias asociadas a niños pequeños durante los siglos I-III. Se han observado hasta cinco niveles de tumbas superpuestas, lo que, en el estado actual de la investigación, constituye un caso único en el mundo galo-romano, ya que en aquella época estaba vigente la costumbre de respetar la integridad de las tumbas. En Auxerre, sin embargo, algunas tumbas destruían a otras, lo que podría estar relacionado con un problema de espacio disponible en la zona de enterramiento, pero también con el propio estatus de estos niños tan pequeños, que no siempre eran percibidos como individuos de pleno derecho. Las excavaciones de Auxerre han aportado muchos conocimientos nuevos y, por tanto, pueden arrojar más luz sobre las prácticas funerarias asociadas a los niños muy pequeños y a los mortinatos en la Antigüedad.

Francia, descubrimiento de una necrópolis de infantes en el centro de Auxerre

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