A partir del 16 de marzo, el Carro de Eretum, el precioso carro sab ino cuyos restos fueron robados a Italia en la década de 1970 en una excavación subterránea, encontrará por fin un museo dispuesto a acogerlo. Se trata del Museo Cívico Arqueológico de Fara in Sabina (Rieti), que se erige como uno de los puntos de apoyo fundamentales para el estudio en profundidad de la cultura de los sabinos, ya que alberga hallazgos procedentes de los dos centros más significativos de la Sabina Tiberina: Cures y Eretum.
Inaugurado en 2001 en el interior del suntuoso Palazzo Brancaleoni, de época renacentista, este museo ha visto enriquecerse constantemente sus colecciones a lo largo de los años, gracias a las excavaciones periódicas realizadas precisamente en Cures y Eretum. El considerable aumento del patrimonio material ha hecho necesario abrir con el tiempo nuevas salas de exposición: la Sala della Scrittura (Sala de la Escritura), enteramente dedicada a los cippus inscritos hallados en el lecho del río Farfa, y la sala dedicada a la Tumba XXXVI de Colle del Forno.
En este mismo momento, dentro del museo, están finalizando los trabajos de acondicionamiento definitivo de otra sala, dedicada a una tumba cuyo ajuar funerario ha desempeñado un papel central en uno de los acontecimientos más intrincados y audaces de la historia de la arqueología: el de la Tumba XI de Colle del Forno, más conocida como la Tumba del Carro. La antigua ciudad sabina de Eretum es conocida principalmente por su necrópolis de Colle del Forno, situada en una colina de la localidad de Casacotta, en el territorio de Montelibretti (Roma). Esta zona se utilizó durante mucho tiempo para la cría de los caballos del Ejército Real y más tarde, desde los años setenta, se convirtió en un centro de investigación gestionado por el CNR. Fue durante la instalación de laboratorios para la investigación científica cuando la Tumba XI fue descubierta y saqueada por individuos clandestinos, iniciando así su andadura en el mercado de antigüedades.
Los saqueadores de tumbas ya habían hecho desaparecer la mayor parte de los restos de los carros tras una excavación clandestina en 1970, tras la cual gran parte del ajuar funerario de la Tumba XI desapareció en el mercado ilegal de antigüedades. La mayor parte de las piezas fueron compradas por la Ny Carlsberg Glyptotek de Copenhague, tras lo cual, en 1979, la arqueóloga Paola Santoro empezó a sospechar que los objetos expuestos en Dinamarca procedían de la tumba (Santoro era directora de investigación en el CNR, y el CNR sólo empezó sus propias investigaciones sobre la Tumba XI, desgraciadamente, después de que hubiera sido asolada por los saqueadores de tumbas: el descubrimiento de la excavación clandestina se remonta a 1973). Por cierto, el CNR ya poseía algunos materiales que habían sobrevivido al saqueo. Sin embargo, hasta 1995 no fue posible comparar las piezas en posesión del CNR con las “danesas”, certificando la certeza de su procedencia: posteriormente, los Carabinieri, en el curso de las investigaciones sobre las actividades de uno de los más notorios traficantes de antigüedades, Giacomo Medici, lograron encontrar toda la documentación sobre el contrabando de esos materiales. El consiguiente proceso judicial internacional derivado de las pruebas reunidas por estudiosos y militares no concluyó hasta 2016, con la devolución del vagón al Estado italiano.
Sin embargo, tras el saqueo de la Tumba XI, se iniciaron excavaciones regulares a lo largo de la década de 1970, que permitieron atribuir la relevancia del yacimiento a Eretum, y posteriormente se reanudaron en la década de 2000, completando el panorama histórico y arqueológico de la necrópolis.
El asunto ha sido largo y extremadamente complicado, pero finalmente, tras el saqueo perpetrado por inmigrantes clandestinos y el posterior descubrimiento de las piezas en la Ny Carlsberg Glyptotek de Copenhague, seguido de su recuperación por las autoridades italianas, el Museo Arqueológico Cívico de Fara in Sabina se prepara para abrir sus puertas y acoger definitivamente los valiosos hallazgos de la Tumba XI. Las obras en el interior del museo comenzaron en marzo del año pasado, y ahora la posibilidad de admirar estos tesoros en su contexto original es inminente.
Una vez que se comprobó que los hallazgos pertenecían a la civilización sabina, fue posible devolverlos a la Sabina: primero mediante su participación en una exposición celebrada en Rieti (del 8 de mayo al 10 de octubre de 2021) en el Palazzo Dosi-Delfini, y ahora en el contexto del museo de Fara in Sabina, donde se exponen desde hace tiempo los ajuares funerarios de las demás tumbas de la necrópolis de Eretum. Este resultado ha sido posible gracias a la colaboración entre la Administración Municipal de Fara in Sabina, la Soprintendenza Archeologia, Belle Arti e Paesaggio per l’Area Metropolitana di Roma y la Provincia de Rieti, así como a la contribución técnico-científica de diversos profesionales. Así pues, cada vez está más cerca el gran día, el sábado 16 de marzo, en el que todo el mundo podrá maravillarse una vez más ante la visión del estupendo ajuar funerario de la Tumba XI, esta vez en su forma definitiva.
El Carro de Eretum, devuelto a Italia en 2016, encuentra un hogar: el Museo Cívico de Fara en Sabina |
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