En Egipto, en Athribis, un pueblo cercano a Sohag, no lejos de El Cairo, arqueólogos dela Universidad de Tubinga y del Ministerio egipcio de Turismo y Antigüedades han hecho un descubrimiento excepcional. Las excavaciones han descubierto la entrada a un monumental templo ptolemaico, y se sospecha que un santuario rupestre sigue oculto tras los montones de escombros.
La estructura, datada en el siglo II a.C., tiene una entrada principal flanqueada por dos imponentes torres. El complejo se construyó entre el 144 a.C. y el 138 d.C., en una época de floreciente actividad constructiva y religiosa. La magnitud del descubrimiento es tal que los trabajos, que comenzaron en 2012, se han centrado no solo en explorar el templo, sino también en tratar de identificar un posible santuario oculto en la roca.
Desde 2022, el equipo de Tubinga, dirigido por el profesor Christian Leitz y el jefe de excavación Marcus Müller, ha trabajado junto a Mohamed Abdelbadia, de la Autoridad Egipcia de Antigüedades. Las excavaciones en Athribis, que comenzaron hace más de una década, están financiadas por la Fundación Alemana de Investigación y forman parte de un proyecto de investigación arqueológica más amplio sobre el distrito del templo, que abarca una superficie de 30 hectáreas.
El templo monumental tiene 51 metros de ancho, y originalmente las torres alcanzaban una altura de 18 metros. Hoy sólo quedan cinco metros, ya que gran parte del material se ha reutilizado como piedra de cantera, operación datada en el año 752 d.C. gracias al hallazgo de una moneda.
Los arqueólogos han excavado en la torre norte y en la puerta de entrada, encontrando extraordinarios relieves. Entre ellos figuran representaciones de Ptolomeo VIII, rey del siglo II a.C., ofreciendo sacrificios a la diosa con cabeza de león Repit y a su hijo Kolanthes. Las inscripciones jeroglíficas indican que fue Ptolomeo VIII quien encargó la decoración y construcción del pilar.
En la torre norte se descubrió una cámara desconocida, de unos seis metros de largo y tres de ancho, utilizada inicialmente para guardar herramientas y más tarde para almacenar ánforas. El techo de la sala se liberó de un enorme bloque de piedra de unas 20 toneladas de peso, que se retiró utilizando técnicas avanzadas con colchones de aire, andamios de madera y rodillos.
Un pasillo conecta la sala con la entrada principal, haciéndola accesible desde el exterior. La entrada está decorada con relieves que representan a la diosa Repit y al dios Min, acompañados de raros decanos -figuras estelares con cabeza de halcón y de ibis, utilizadas para medir el tiempo durante la noche-. Min era el dios masculino de la fertilidad, y probablemente a él se dedicó el templo.
Un elemento único en la estructura de la entrada del templo es una segunda puerta en la fachada, que conduce a una escalera. Esta escalera, de al menos cuatro tramos, daba acceso a la planta superior, hoy destruida, donde se supone que había almacenes adicionales.
Los arqueólogos concentran ahora sus esfuerzos en la búsqueda del supuesto santuario rupestre. Según el profesor Leitz, la presencia de bloques de piedra caliza finamente trabajados en una pared de roca cortada verticalmente podría indicar la entrada a un antiguo santuario. Las decoraciones encontradas, entre ellas un friso de cobra, confirman la importancia del lugar y sugieren que la puerta de acceso al santuario podría estar aún oculta tras los escombros.
El yacimiento de Athribis alberga no sólo el complejo del templo, sino también asentamientos, necrópolis y antiguas canteras. Aunque las investigaciones arqueológicas comenzaron hace más de un siglo, aún queda mucho por excavar.
El proyecto actual es heredero de las exploraciones llevadas a cabo por Flinders Petrie en 1907-1908 y, posteriormente, por la Organización Egipcia de Antigüedades entre 1981 y 1997. A pesar de los avances, un tercio del templo de Ptolomeo XII, la estructura principal del complejo, seguía enterrado cuando la Universidad de Tubinga inició las excavaciones.
Este templo, construido entre el 81 a.C. y el 138 d.C., fue decorado a lo largo de más de dos siglos, con aportaciones de Ptolomeo XII y de emperadores romanos posteriores como Tiberio, Claudio y Adriano. Las excavaciones realizadas desde 2012 han desenterrado unos 400 bloques decorativos caídos, cada uno de los cuales pesa 34 toneladas, que han sido catalogados y analizados para comprender mejor la historia del yacimiento.
Egipto, descubierta la entrada monumental a un antiguo templo ptolemaico |
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