Entre 2014 y 2017 se descubrieron en la Maison de la Harpiste, en el yacimiento de La Verrerie de Arlés, miles de fragmentos de frescos, en total ochocientos casos, que decoraban las paredes. El yacimiento de La Verrerie, situado en la orilla derecha del Ródano, fue adquirido en 1978 por la ciudad de Arlés y numerosas excavaciones han sacado a la luz una rica domus abandonada a causa de un incendio en el año 260 d.C.
La Maison de la Harpiste debe su nombre a una de las figuras pintadas en sus muros, es una lujosa residencia romana y destaca por el extraordinario estado de conservación de sus muros. Fue construida en los años 70-50 a.C. utilizando técnicas de construcción romanas. El atrio incluye una pila de agua de lluvia y varias habitaciones dan a él, dos de las cuales han sido completamente excavadas. La primera era probablemente un comedor o un dormitorio; la segunda, muy abierta al atrio y con una suntuosa decoración pintada, era con toda probabilidad una sala de recepción.
En el marco de una colaboración con el Inrap - Instituto Nacional de Investigación Arqueológica Preventiva, el Museo Departamental de Arles Antigua se ha dedicado al estudio y la restauración de los fragmentos encontrados: una tarea confiada a Julien Boislève, especialista en murales y estucos del Inrap, en colaboración con arqueólogos y restauradores del museo.
Desde abril de 2021, también está en marcha un trabajo de la máxima precisión: la reconstrucción de los frescos ensamblando los miles de fragmentos encontrados, como un rompecabezas. Este enorme proyecto de ensamblaje se está llevando a cabo en la sala de exposiciones temáticas del museo, donde los fragmentos se reparten en más de 220 metros cuadrados, por lo que, a lo largo de meses, el equipo ha conseguido que vuelvan a aparecer rostros, columnas, escenas de caza y otras figuras con un color casi intacto. En esta fase del estudio, se han reconocido al menos seis decoraciones, testimonio del lujo del que hacía alarde su propietario. Estas pinturas remiten al segundo estilo pompeyano. La primera sala presenta una decoración de inspiración arquitectónica que divide la estancia en dos zonas distintas (antecámara y alcoba). Típica de este segundo estilo pompeyano, la ornamentación imita la arquitectura a gran escala. Tiene una antecámara predominantemente amarilla y una alcoba embellecida con ornamentos más elaborados y colores chispeantes. En la antecámara, la parte inferior del muro imita un podio de mármol gris que sostiene pesadas columnas amarillas, mientras que las hileras de bloques de colores ocupan la parte superior. En la alcoba, el podio de vivos colores está adornado con rosetas trazadas en rojo burdeos. Ricos paneles de imitación de mármol ocupan la zona central, coronados por hileras de bloques igualmente brillantes y dentro de los cuales hay un delicado friso de amores de caza. Este tipo de decoración corresponde al único modelo del segundo estilo encontrado hasta ahora en la Galia. Las pinturas de la sala ceremonial se estudiarán en 2022. Incluyen otro tipo de decoración aún desconocida en la Galia: una galería de grandes figuras, entre ellas el arpista, colocadas sobre pedestales y que emergen sobre un fondo rojo bermellón. El músico está acompañado por otras figuras pertenecientes a la procesión báquica.
“Nunca habríamos imaginado encontrar pinturas en tal estado de conservación”, comentó Marie-Pierre Rothé, arqueóloga del MDAA y responsable de la operación. “Esta casa fue construida entre los años 70 y 50 a.C., antes incluso de la creación de la colonia romana de Arlés. Se trata, por tanto, de un descubrimiento excepcional en varios aspectos, ya que nos permite, más allá de la dimensión arqueológica, saber más sobre lo que ocurría en la orilla derecha del Ródano en aquella época. Sabemos que el propietario era muy rico y que traía artesanos directamente de Italia, porque en aquella época nadie dominaba aún estas técnicas”.
El estudio continuará en Camarga, en el castillo de Aviñón, donde equipos de arqueólogos reconstruirán dos salas completas de la Maison de la Harpiste. A continuación, serán los restauradores quienes las integren en las colecciones permanentes del museo de aquí a 2026.
Arles, miles de fragmentos reensamblados como un rompecabezas: los frescos de la Casa del Arpista vuelven a la luz |
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