Appia Antica, nuevos descubrimientos arqueológicos en la excavación de investigación


Presentación de la excavación de investigación "Appia Regina Viarum": descubrimientos arqueológicos para obtener toda la información posible sobre la zona donde se encontraba una de las calzadas más importantes de la antigua Roma.

La excavación Appia Regina Viarum es un proyecto de arqueología pública de la Superintendencia Especial de Roma, que frente a las Termas de Caracalla ha sacado a la luz edificios, estructuras y artefactos, con importantes descubrimientos desde el siglo II hasta la edad moderna sobre la topografía y la evolución de esta zona, vinculada a la historia de Roma desde sus orígenes. “Hoy presentamos una excavación de investigación, destinada no sólo a encontrar restos y artefactos importantes”, explica Daniela Porro Superintendente Especial de Roma. "El objetivo, coordinado con la candidatura de la Vía Apia como Patrimonio de la Humanidad, es adquirir toda la información posible sobre la zona donde se encontraba una de las vías más importantes de la antigua Roma, en un programa de intervenciones e iniciativas para valorizar las Termas de Caracalla y su contexto. Es fundamental que la Superintendencia siga llevando a cabo actividades científicas, como en este caso colaborando con laUniversidad de Roma 3, y rentabilizando los fondos europeos".

La gran dificultad de la excavación fue la subida masiva del agua, que impidió que el antiguo pavimento alcanzara los ocho metros de profundidad. Sin embargo, el descubrimiento de una calzada de hierro forjado del siglo X indica la presencia de una importante ruta en la Edad Media que probablemente seguía la Vía Apia, y da pie a nuevas investigaciones. “Las estructuras más antiguas”, explica Mirella Serlorenzi, directora científica de la investigación. “Se remontan a la época adrianea, llegan a la época severiana y se encuentran a unos 30 metros de las tabernae situadas frente a las Termas, lo que correspondería a 100 pies romanos, es decir, la anchura de la Vía Nova severiana según la Forma Urbis. Sobre todo, la estratigrafía ha revelado las continuas transformaciones de las estructuras de época imperial, con la superposición a lo largo del tiempo de actividades productivas o residenciales. La cantidad de información y materiales hallados, como la moneda papal cuadrada, el anillo con monograma y un grabado de buena suerte encontrado bajo una columna, ofrecen la imagen de una zona viva y frecuentada hasta la Alta Edad Media, periodo del que existen pocos testimonios en Roma. Así surge la transformación de la Urbs imperial en la Roma cristiana medieval que fue decisiva en la historia de la ciudad”.

El objetivo primordial del proyecto era comprender la Vía Apia, nudo estratégico de la antigua Roma, de la que probablemente se haya encontrado una huella medieval. "Pero a partir de ahora -explica Riccardo Santangeli Valenzani, profesor de Arqueología Medieval en Roma 3- los hallazgos se relacionarán con las instituciones presentes en la zona de las que nos hablan las fuentes, como la basílica de Santa Balbina, la iglesia de los santos Nereo y Achilleo, el antiguo titulus Fasciolae y un xenodochio, es decir, una institución destinada a acoger a los peregrinos, mencionada por las fuentes a finales del siglo VI en la Via Nova severiana." Iniciada en 2018 con investigaciones no invasivas, la excavación real comenzó en julio de 2022 y las actividades arqueológicas se combinaron con la apertura a la ciudadanía con visitas guiadas y la publicación de informes arqueológicos semanales en Sitar, la plataforma web de la Soprintendenza dedicada al conocimiento arqueológico.

La primera milla de la Appia Antica

¿Por dónde pasó la primera milla de la Appia Antica? Se trata de una pregunta histórica que está en el origen de la excavación realizada frente a las Termas de Caracalla. Los estudiosos han planteado hasta ahora diferentes hipótesis sobre este trazado, pero sólo las pruebas arqueológicas podrán confirmar el recorrido inicial de la primera calzada romana que lleva el nombre de un cónsul, Apio Claudio Caeco, y su relación con la imponente Vía Nova Severiana construida a principios del siglo III d.C. por el emperador Septimio Severo, que seguía su trazado. La investigación de la Superintendencia Especial de Roma, financiada con fondos europeos aportados por el CIPE, es una intervención de arqueología pública no originada por la construcción de edificios o servicios subterráneos, sino funcional a la investigación, estudio y reconstrucción de la historia de una porción de la Capital a lo largo de los siglos.

La Vía Apia redescubierta

Desde el principio de la investigación, la zona resultó especialmente problemática debido a la presencia de una extensa capa freática, que impedía descender hasta los ocho metros, nivel probable de la antigua calzada. Sin embargo, de los más de seis metros de profundidad alcanzados surgieron algunas pistas que indican la presencia de la Via Nova, que se iniciaba bajo Septimio Severo justo delante de la fachada de las Termas de Caracalla. Las estructuras más antiguas sacadas a la luz datan de época adrianea a época severa, lo que muestra la evolución urbana de la zona cuando se construyeron las Termas de Caracalla. Estos edificios se construyeron con fines comerciales o residenciales, pero muestran una excepcional continuidad de uso incluso en los siglos considerados de mayor decadencia y crisis demográfica. Desde estas estructuras hasta las tabernae situadas frente a las Termas hay una distancia de unos 30 metros, lo que correspondería a 100 pies romanos, es decir, la anchura de la Via Nova que recoge la Forma Urbis, el gran plano en mármol de la ciudad realizado en el siglo III. Además, ha aparecido una calzada empedrada de los siglos X-XI que sigue el mismo trazado, prueba fehaciente de la continuación del trazado de la antigua Vía Apia hasta la Edad Media. De hecho, la excavación ha permitido sobre todo desvelar la historia de una zona que se creía abandonada desde finales del Imperio, reconstruir sus acontecimientos y la humanidad que la habitó.

La vida en la Edad Media

Durante la Antigüedad tardía, las estructuras adrianeas y severas se transformaron, tal vez incluso se ampliaron, y probablemente se utilizaron para actividades productivas. Sólo un análisis minucioso de los materiales podrá indicar con mayor precisión qué tipo de trabajo tenía lugar allí. Sin embargo, un gran depósito de ceniza, que no procedía de un incendio, ya da pie a algunas hipótesis: que se utilizara como agente blanqueador en un lavadero, o para la elaboración de vidrio o cerámica. Las huellas del derrumbe de estos edificios se remontan al siglo IX, sobre las que se construyó un camino simplemente trillado unos cien años más tarde, lo que indica la continuidad de la vida en la zona. Las fuentes indican aquí uno de los más antiguos tituli cristianos (iglesia que corresponde más o menos a una parroquia moderna) llamado Fasciole, probablemente por la reliquia de la venda que cayó de los tobillos de San Pedro cuando se disponía a abandonar Roma por la Vía Apia.

El anillo misterioso

En este contexto, los materiales que han salido a la luz son de gran interés, ya que nos permitirán encuadrar mejor el uso de la zona con fechas más precisas. Entre los hallazgos más antiguos destacan una cabeza de estatua, una columna con una inscripción auspiciosa, una tabula lusoria, peones de juego, monedas, restos de un mosaico y restos de ánforas. Los hallazgos de la Antigüedad tardía y de la Alta Edad Media revisten una importancia excepcional: destacan por su rareza una moneda, una de las primeras acuñadas bajo control papal y fechable entre 690 y 730, y sobre todo un anillo de bronce con un monograma, que se disolvería bajo el nombre de Antonio o Antonino y que data del siglo VI. Por último, cerámica vidriada, residuos y restos de material de fundición confirmarían la presencia de actividades de producción.

Foto de Fabio Caricchia.

Appia Antica, nuevos descubrimientos arqueológicos en la excavación de investigación
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