Un grupo de investigadores alemanes dela Universidad de Colonia (que, además, son jóvenes y están al principio de su carrera académica: Svenja Bonmann, Jacob Halfman y Nathalie Korobzów) han logrado descifrar por primera vez unaantigua y misteriosa lengua hablada en elimperio kushan, que antiguamente ocupaba el actual Afganistán, parte del actual Pakistán, el norte de la India y una zona entre Kazajstán, Uzbekistán y Tayikistán. El sistema de escritura de esta lengua se descubrió en la década de 1950, cuando unas excavaciones arqueológicas en Asia Central desenterraron varias docenas de inscripciones en caracteres hasta entonces desconocidos. Se descubrió que la “escritura kushana desconocida”, como se la rebautizó, era un sistema de escritura que estuvo en uso en algunas partes de Asia Central entre 200 a.C. y 700 d.C. aproximadamente y puede asociarse tanto a los primeros pueblos nómadas de la estepa euroasiática, como los yuèzhī, como a la dinastía gobernante kushana. Los kushan fundaron un imperio que, entre otras cosas, fue responsable de la difusión del budismo en Asia Oriental. También crearon arquitectura monumental y obras de arte.
Hasta ahora se conocían varias docenas de inscripciones, en su mayoría breves, de esta enigmática lengua. Las inscripciones, cuya longitud varía entre fragmentos de dos o tres caracteres e inscripciones más largas con varias líneas de texto, se han descubierto en una zona que se extiende geográficamente desde los actuales Kazajstán, Uzbekistán y Tayikistán hasta el sur de Afganistán. La mayoría de ellas se agrupan en el territorio de la antigua Bactriana, situado entre el Hindukush, al sur, y la cordillera de Hisar, al norte.
A pesar de varios intentos de desciframiento, la escritura desconocida seguía considerándose ilegible. El descubrimiento por el arqueólogo tayiko Bobomullo Bobomulloev de dos nuevas inscripciones en escritura desconocida en el desfiladero de Almosi (en Tayikistán, a unos 30 kilómetros de la capital, Dushanbé), incluido un probable texto bilingüe con el bactriano, fue el punto de inflexión: este hallazgo permitió sustituir varios signos de la escritura desconocida por valores fonéticos plausibles y allanó el camino para la posterior determinación de otras correlaciones fonema-grafema del sistema de escritura. Los hallazgos del equipo de investigación sugieren que la escritura sirvió para registrar una lengua iraní central desconocida hasta entonces.
El equipo aplicó una metodología basada en la forma en que se descifraron en el pasado escrituras desconocidas, como los jeroglíficos egipcios a través de la famosa Piedra Rosetta, o la antigua escritura cuneiforme persa o la escritura lineal B griega: Gracias al contenido conocido de la inscripción bilingüe hallada en Tayikistán (lengua bactriana y escritura kushana desconocida) y de la inscripción trilingüe de Afganistán (escritura gandhari o indoaria media, bactriana y kushana desconocida), Bonmann, Halfmann y Korobzow pudieron sacar poco a poco conclusiones sobre el tipo de escritura y lengua.
El nombre del emperador Vema Takhtu, que aparecía en los dos textos battrianos paralelos, y el título de “Rey de Reyes”, que podía identificarse en las secciones correspondientes en la escritura kushana desconocida, aparecían en el texto. Sobre todo, el título resultó ser un buen indicador de la lengua subyacente. Paso a paso, utilizando el texto paralelo en bactriano, los lingüistas pudieron analizar otras secuencias de caracteres y determinar los valores fonéticos de caracteres individuales.
Según el equipo de investigadores, la escritura kushana registró, como se preveía, una lengua centroiraní completamente desconocida, que no es idéntica ni al bactriano ni a la lengua conocida como “saka-jotanés”, hablada antaño en el oeste de China. La lengua misteriosa ocupa probablemente una posición intermedia en el desarrollo entre estas lenguas. Podría ser la lengua de la población asentada en el norte de Bactriana (en parte del territorio del actual Tayikistán) o la lengua de algunos pueblos nómadas de Asia interior (los yuèzhī), que originalmente vivían en el noroeste de China. Al parecer, durante un tiempo fue una de las lenguas oficiales del Imperio kushan, junto con el bactriano, el gandhari/indio medio y el sánscrito. Los investigadores han propuesto incluso un nombre, al menos provisional, para bautizar esta lengua recién identificada: “eteo-tochariano”.
El grupo planea ahora futuros viajes de investigación a Asia Central en estrecha colaboración con arqueólogos tayikos, pues se espera encontrar más inscripciones y ya se han identificado posibles yacimientos prometedores. La investigadora Svenja Bonmann, primera firmante del artículo que anuncia el descubrimiento, publicado en la revista científica Transactions of the Philological Society, comentó: “Nuestro desciframiento de esta escritura puede ayudar a mejorar nuestra comprensión de la lengua y la historia cultural de Asia Central y el Imperio kushan, de forma similar al desciframiento de los jeroglíficos egipcios o los glifos mayas para nuestra comprensión de la antigua civilización egipcia o maya”. El trabajo de los investigadores ha permitido descifrar alrededor del 60% de los caracteres de esta misteriosa lengua, y los estudiosos trabajan actualmente para descifrar también el resto.
En la foto, la piedra con el texto descubierta en 2022 por el arqueólogo Bobomulloev.
Alemania, los investigadores logran descifrar la antigua y misteriosa lengua del Imperio Kushan |
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